En un año de necesidades tras la dolorosa fuga de Neymar, 160 millones de euros convirtieron a Philippe Coutinho en el fichaje más caro de la historia del FC Barcelona. El culebrón para sacarle del Liverpool provocó que aterrizara en la Ciudad Condal en enero de 2018, y tras sus primeros meses como azulgrana, su segunda temporada en el equipo no ha dejado los resultados esperados.

En el Camp Nou, el carioca empezó con buen pie, ganándose a los aficionados en unas primeras jornadas de adaptación. Había muchas ganas de verle tras varios meses de negociaciones, y el atacante estuvo a la altura dejando detalles de su tremenda calidad. Un regate por aqui, un disparo por allá, pases de fantasía...

Toda esta preparación infló las expectativas para el curso 2018-19, en el que podía, además, estrenarse en la Champions. La normativa, que justo cambió esta misma campaña, le impidió hacerlo tras haber participado con los 'reds', pero ni siquiera Europa ha salvado al brasileño del hundimiento. Este jugador no parece el mismo que el de entonces, porque ha perdido electricidad, carácter y mucha confianza, lo que le ha borrado la sonrisa de la cara y ha aparcado sus chispazos sobre el césped.

Coutinho sigue tratando de reencontrar su mejor versión, y la Copa del Rey le ofrece una nueva oportunidad. Se lesionó en mal momento y parecía que no estaría listo para la final del Benito Villamarín, pero esta semana ha regresado a los entrenamientos y las sensaciones son positivas. Podría ser un gran argumento para los culés en un momento en el que la enfermería está demasiado repleta.

Y, precisamente, el duelo contra el Valencia es especial para el crack, porque es el primer rival al que marcó con el Barça. También fue en el torneo del 'KO' y en su quinto partido como barcelonista, en una semifinal en la que fue una de las figuras. Luis Suárez le hizo un regalo que no desaprovechó, y que ahora supondría un alivio en la última cita de la temporada.

El verano trae dos momentos clave para el futuro de Coutinho

Si Coutinho tiene sitio en este Barça es una cuestión que podría valorarse en la final de Copa, pero que sobre todo se juzgará en la Copa América. El carioca viajará con su selección a un campeonato en el que ejerce como anfitrión, y en el que podría determinar si regresará a la Ciudad Condal para negociar un traspaso o para aprovechar la oportunidad que le brinda el Camp Nou de ser una verdadera estrella mundial. El fútbol es exigente, y Philippe debe demostrar que no se ha rendido todavía.