Clément Lenglet llegó al FC Barcelona el pasado verano para convertirse en la pareja de Gerard Piqué en el eje central. Tras su llegada, procedente del Sevilla, estaba por debajo de Samuel Umtiti en las quinielas de la titularidad, pero una lesión de su compatriota le abrió las puertas del once. Una oportunidad que aprovechó, y por la que ahora es internacional.

Ahora, se encuentra concentrado con la selección francesa y en L'Equipe le preguntaron por el fichaje de Antoine Griezmann, su nuevo compañero de selección, por el FC Barcelona. "No soy lo suficientemente fuerte en el club para que me pidan mi opinión sobre estas decisiones. En cualquier caso, nunca me preguntaron por Antoine", dijo, sin mojarse.

También le preguntaron por su pugna por la titularidad con Umtiti. "Somos dos franceses, somos zurdos, jugamos en la misma posición, en el mismo club y ahora en Francia. La gente inevitablemente hace preguntas, trata de comparar. Siempre doy la misma respuesta porque es la verdad: la relación ha sido muy buena entre nosotros desde que llegué", dijo.

Además, Lenglet aseguró que hay una buena relación con su compatriota azulgrana. "Es una cuestión de respeto. Yo respeto a la persona y al jugador. Creo que Sam siente lo mismo por mí. Cuando eres francés en un club extranjero, te acercas naturalmente. Hablamos, hablamos, nos reímos. La competencia no interfiere", sentenció.

Lenglet, un ejemplo de adaptación

Cuando Clément Lenglet llegó al Sevilla procedente del Nancy, en el Sánchez Pizjuán se sorprendieron de la velocidad con la que se supo adaptar a LaLiga Santander. "Es una esponja", decían los técnicos, refiriéndose a su capacidad de absorber con rapidez los conocimientos necesarios para asentarse como titular en un equipo de tanta exigencia como el andaluz.

Monchi lo había vuelto a hacer, y en el FC Barcelona tomaron nota de ello. Apenas un año y medio después de la llegada del central francés a la capital andaluza, el club azulgrana decidió pagar su cláusula de rescisión para llevárselo en el Camp Nou. Desde entonces, se repitió la historia: el francés se ha adaptado con facilidad y ahora pretende hacer lo mismo con los 'bleus'.