Cuarta jornada de Liga, cuarta victoria. Doce puntos de doce posibles y sólo un gol encajado -inapelable para Ter Stegen-. El Barcelona ha comenzado la competición doméstica cumpliendo los objetivos marcados por Valverde. Empezar el curso sin fallar es fundamental y todos estos puntos se agradecerán cuando llegue el mes de abril y mayo.

En Getafe tuvimos que ver una cara hasta ahora inédita en el Barça del 'Txingurri'. El Barça del coraje, del pundonor, del pelear hasta el final. Ese que nunca debe ni quiere rendirse. Ese que aprendió de los errores y sabe que dejarse puntos en campos 'pequeños' es sinónimo de acabar perdiendo la Liga.

Ante el club azulón vimos una nueva virtud del Barça de Valverde: sabe remontar un marcador adverso. Sí, un 1-0 y contra el Getafe, pero nada es sencillo en el actual mundo del fútbol, donde el nivel medio sigue aumentando a pasos agigantados. Recuerdo la época del Barça de Tito, un equipo que protagonizó varias remontadas importantes. Algo que el Madrid domina desde siempre.

Y es que el arte de remontar no entiende de suerte. La persistencia es una virtud e incorporarla a unos mecanismos colectivos se antoja fundamental para el futuro. Tener la capacidad de poder reaccionar ante las adversidades es algo imprescindible para un equipo que pretende conquistar todos los títulos. Los partidos duran 90 minutos y hay que pelearlos como tal. De lo contrario, no habrá éxitos.

El banquillo, clave

Decíamos hace unos días que el banquillo necesita sentirse importante en el equipo y, cuando tiene oportunidades, rendir para ayudar al colectivo. Este sábado Paulinho y Denis Suárez estuvieron sensacionales, y ya no sólo por los goles, sino por el impacto que tuvieron en el juego.