El FC Barcelona-Real Madrid de la ida de las semifinales de la Copa del Rey empezó siendo el Clásico de la ausencia de Leo Messi, pero terminó siendo el Clásico de Malcom. El brasileño -que entró en el once titular sustituyendo al astro argentino, tocado del partido del Valencia- fue el claro protagonista, tanto por juego como por su gol decisivo.

Malcom fue el jugador ofensivo de más impacto en el FC Barcelona. Durante el primer tiempo, sus jugadas por la banda derecha desbordaron en todo momento a Marcelo, que se vio perdido ante su compatriota. El brasileño sorprendió con regates y conducciones poco ortodoxas, a veces a trompicones, pero el resultado fue que le salieron casi todos.

El extremo paulista empezó el partido fallando una clara ocasión en el mano a mano con Keylor Navas -que finalmente acabó siendo fuera de juego- pero con un espíritu de lucha envidiable, no desistió. Lo siguió intentando en todo momento y pese a que no es el jugador más estético y elegante, demostró que tiene ganas de triunfar y ser importante.

Se vació completamente ante el Real Madrid, tanto en la presión como en los ataques, y su insistencia acabó teniendo premio. El ex del Girondins de Bordeaux recogió el rechace de un tiro al palo de Luis Suárez, se paró y ejecutó un tiro que tocó en un defensa antes de acabar entrando. Era el 1-1, en un gol que puede ser decisivo en la eliminatoria.

El partidazo de Malcom hizo incluso que pasase por encima de Philippe Coutinho en la jerarquía de los cambios de Ernesto Valverde. El Txingurri prefirió cambiar al ex del Liverpool que a su compatriota, algo que no había pasado en ninguna ocasión que ambos habían coincidido. Finalmente, acabó sustituido totalmente agotado y medio cojo, pero con un gran trabajo hecho.

Ante el Inter también fue decisivo

La situación de este miércoles contra el Real Madrid recuerda mucho a la del partido de la fase de grupos de la Champions League contra el Inter de Milán en el Giuseppe Meazza. En dicho encuentro, Malcom salió en el segundo tiempo y también marcó un gol clave, el 0-1, demostrando que no se esconde en partidos importantes.