Cuando Ernesto Valverde llegó al FC Barcelona sabía que se enfrentaba a la mayor aventura de su vida, pero la prudencia que demostró en sus primeras palabras se ha convertido en valentía desde entonces. El técnico se ha atrevido a revolucionar algunos esquemas clásicos del conjunto azulgrana, y una de sus claves para superar las adversidades ha sido aprovechar la polivalencia de sus futbolistas.

Tal y como apunta 'Mundo Deportivo' en su análisis de juego, hasta 12 jugadores, -la mitad de la plantilla- han actuado en más de una posición a lo largo de la temporada, y salvo alguna que otra excepción, todos ha logrado acabar convenciendo. El más 'movido' ha sido, como viene siendo habitual, Sergi Roberto, que sigue siendo la principal alternativa en el lateral pero también ha ocupado los puestos de pivote, interior derecho y falso extremo.

Junto al catalán destaca André Gomes, otro que ha ido alineado en cuatro demarcaciones distintas, pasando por todas las de la medular y también el extremo. Por todo el frente de ataque se ha desempeñado Ousmane Dembélé, así como un Jordi Alba que ha acaparado varias posiciones en la banda izquierda. Su habitual sustituto, Lucas Digne, ha cuajado en el lateral pero también como central de emergencia.

En el otro carril Aleix Vidal pasó de lateral a delantero, y arriba Luis Suárez se ha movido por la izquierda y el centro complementando a un Paco Alcácer que lo ha hecho por el centro y por la derecha. Denis Suárez ha sido interior derecho e izquierdo y extremo y Philippe Coutinho ya ha catado las dos bandas.

Entre los mayores aciertos de Valverde están los centrocampistas, una figura importantísima en el estilo del Barça. En la línea de medios ha triunfado Ivan Rakitic tanto como interior como en el pivote, donde se ha revelado como el sustituto perfecto de Sergio Busquets. Además, el inesperado Paulinho ha brillado sobre todo hacia adelante pero ha dotado de consistencia a un grupo que se partía en los últimos tiempos.

La formación, simple referencia

Este éxito táctico ha llegado, sobre todo, por la fluidez con la que se mueven los futbolistas sobre el terreno de juego. A pesar de que la formación 3-5-2 se descartó por su fracaso en la Supercopa, es difícil identificar si el Barça juega con una 4-4-2 o una 4-3-3, porque a pesar de apuntar hacia la primera, los movimientos se mezclan con los de la segunda.

Este equipo ha recuperado la solvencia defensiva pero sin descuidar el ataque, comandado durante muchos meses por Leo Messi pero reforzado en los últimos gracias a una participación coral, en la que portería, defensa, centro del campo y delantera tienen importancia independientemente del compromiso. Ahora queda rematarlo con títulos, pero, de momento, el tiempo está dando la razón a Valverde.