El FC Barcelona parece poco afortunado en uno de los aspectos de cara a puerta. Los 14 palos que lleva el equipo azulgrana durante la actual temporada parecen suponer una auténtica maldición para el equipo dirigido por Ernesto Valverde. Ayer le tocó el turno a Gerard Piqué, que se estrenó en el apartado de estrellar balones al poste.

Corría el minuto 63 del partido de LaLiga contra el Sevilla. Después de adelantarse en la primera parte con un tanto del delantero valencano Paco Alcácer, Pizarro consiguió poner las tablas en el marcador con un gol de cabeza tras un saque de esquina. Apenas cuatro minutos más tarde, Gerard Piqué se inventó un potente envío que a punto estuvo de suponer un nuevo tanto que hubiese vuelto a cambiar el partido.

Sin embargo, el central catalán tuvo que lamentar que su disparo fuese escupido por el larguero defendido por el guardameta sevillista David Soria. Piqué se aventuró en una subida al ataque con el balón controlado y no se lo pensó dos veces a la hora de intentar un gol desde una posición complicada: esquinado y desde fuera del área.

La maldición de la madera

Demasiadas veces son las que el FC Barcelona se ha topado con los palos o con el larguero durante la presente campaña. En hasta 14 ocasiones la madera ha rechazado los tiros azulgrana, algo que podría haber cambiado totalmente las cifras goleadoras del equipo de Valverde. La mayor parte de ellos han sido sufridos por Leo Messi, que ha sido el jugador más perseguido por la mala fortuna en este aspecto.