Luis Suárez no está nada fino en este inicio de temporada, y los problemas físicos que arastra desde hace semanas en la rodilla le están afectando también a nivel psicológico. No puede decirse que el delantero charrúa no lo intente, pero ninguno de sus disparos acaba en el fondo de la portería, y sus intentos de regate acaban también en posesión rival en la mayoría de los casos.

La situación de Luis Suárez es una bola de nieve que va haciéndose más y más grande con cada fallo y murmullo de la grada, y él mismo lo sabe. Por eso mismo le cabreó tanto el fallo garrafal que protagonizó en los últimos minutos contra el Málaga, este sábado en el Camp Nou.

Sergi Roberto había progresado por la banda izquierda, marchándose de hasta tres jugadores contrarios a base de velocidad y calidad técnica. Al final, como último esfuerzo colocó un balón franco para que Luis Suárez lo enviara al fondo de la portería.

El guardameta del Málaga estaba vendido, y Sergi Roberto acababa de poner un pase de la muerte a Luis Suárez para que el charrúa lo aprovechara para ver mejorar sus números esta temporada 2017-18. Sin embargo, el ariete charrúa mandó el balón directamente fuera, y se lo tomó a risa justo a continuación, llevándose las manos a la cabeza.

Luis Suárez, desquiciado pero con apoyo unánime

Era la sonrisa de quien ríe por no llorar. Luis Suárez era plenamente consciente de la jugada que acababa de marrar, y precisamente por ello pocos minutos después se marchó con un cabreo descomunal cuando Ernesto Valverde decidió darle minutos de descanso. El Camp Nou recompensó el esfuerzo de Luis Suárez con una sonora ovación. Todos confían en Luis Suárez, de eso no hay duda. Ahora sólo falta que lo haga él mismo.