El FC Barcelona consiguió sacar un valioso empate de Stamford Bridge contra el Chelsea en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. El conjunto azulgrana empezó perdiendo por un gol de Willian en el minuto 62, pero consiguió neutralizar la ventaja de los londinenses gracias a un tanto de Leo Messi.

Pese a que el equipo azulgrana se llevó un resultado positivo del coliseo londinense, también debe llevarse una lectura importante: el Chelsea fue superior y, pese al empate gracias a un despiste defensivo, el partido se jugó a todo momento a lo que los 'blues querían', con un Barça maniatado en ataque y con falta de ideas para abrir el candado defensivo rival.

En pasadas temporadas, Neymar era el jugador que tenía la receta para generar problemas a los sistemas defensivos fuertes: abría el campo desde la banda y desbordaba a las zagas gracias a su eléctrico regate y a su gran ritmo. Es ahí donde ahora debe aparecer en escena la figura de Ousmane Dembélé.

El extremo francés deberá asumir el rol que tenía el brasileño, ya que es el jugador de perfil más parecido de la plantilla azulgrana al crack del PSG. Dembélé tiene regate, tiene velocidad y la capacidad de jugar en las dos bandas. En partidos complicados como el del Chelsea, debe ser él el que ayude a abrir el campo y a separar las líneas defensivas para que Leo Messi pueda maniobrar sin tantos marcadores encima.

Con Dembélé: paciencia, pero a la espera de su consagración

La filosofía del equipo con Ousmane Dembélé es clara: hay que tener paciencia. El delantero azulgrana, pese a ser el segundo fichaje más caro de la historia del club, solamente tiene 20 años. Someterle a la presión de tener que ser decisivo desde el primer día es algo que no le ayuda ni a su desarrollo ni a su rendimiento inmediato. Sin embargo, tal y como comentó Valverde, se espera que tanto él como Coutinho den un paso al frente.