Puede que fueran unas simples rotaciones, pero la suplencia de Philippe Coutinho en el derbi de Anfield le acabó costando cara al Liverpool. El conjunto inglés perdió la oportunidad de alzarse hasta la tercera plaza de la Premier League con un 'pinchazo' contra el Everton, provocando el mosqueo de un futbolista que no deja de pensar en el FC Barcelona.

Precisamente, el equipo azulgrana ha sido señalado como una de las causas de que el brasileño arrancara desde el banquillo. Jürgen Klopp aseguró que necesitaba dar algunos descansos y también sentó a Roberto Firmino, pero el malestar del alemán con los rumores sobre la marcha de su gran estrella rumbo al Camp Nou podría haber desembocado en unas medidas más drásticas.

En el césped, lo que ocurrió fue que los 'toffees' no se dejaron llevar por el dominio de su máximo rival y ni siquiera se dieron por vencidos tras un gol de Mohamed Salah. Un tanto de penalti de Wayne Rooney en el tramo final del encuentro igualaba la contienda, y a pesar de que un minuto después Coutinho saltó al terreno de juego, no logró pese a intentarlo que se moviera el marcador.

Cabreado

Como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos, la cara de Philippe Coutinho era un poema. El centrocampista no ha levantado la voz en muchas ocasiones, pero únicamente viendo sus gestos -tanto ahora como en verano-, es suficiente. Semblante serio durante el calentamiento, durante el partido y en los instantes posteriores, con una frustración que podría acabar en el mercado de fichajes... Si el Liverpool se lo permite.