Ya hace casi nueve meses que Sandro Rosell, ex presidente del FC Barcelona, ingresó en prisión preventiva dictada por la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela. Fue por el Caso Rimet, por el que se acusa a Rosell de un presunto delito de blanqueo de capitales y de cobro ilegal de comisiones. Marta Pineda, esposa de Rosell, se sinceró en una entrevista para 'El Món' de RAC1.

"Mis suegros y mis cuñados me ayudan económicamente. Gracias ellos tiramos adelante"

Marta confesó lo duro que es para la familia, pese a la fortaleza del ex presidente azulgrana. "Sandro está bien, es muy fuerte y hace ejercicio. Es un todoterreno que se adapta a situaciones muy difíciles y esta lo es mucho. Cada vez que le dicen que no a la libertad nos hundimos toda la familia. Decimos 'es imposible que nos digan que no', la jurisprudencia está a nuestro favor. Por eso cada 'no' a la salida de la prisión preventiva es un golpe moral. Sandro nunca ha pensado en irse del país y dejar a las niñas, mis hijas, y menos a sus padres", dijo.

La esposa del ex dirigente azulgrana también explicó los problemas económicos que sufren en casa desde la detención. "Tenemos todos los recursos bloqueados. No es fácil vivir así. No puedo ni cobrar los alquileres. Es como una muerte civil. Por suerte mis suegros y mis cuñados me ayudan económicamente. Gracias ellos tiramos adelante", explicó.

Marta también agradeció el apoyo moral del FC Barcelona. "Nunca he pedido apoyo al Barça, pero lo tengo. De Bartomeu, de Mestre... siempre me han ayudado emocionalmente, moralmente. 'Marta, lo que quieras, lo que nos pidas'... Recibo cartas de peñas y de socios. No me ha fallado nadie. Ni siquiera gente con la que tuvimos discrepancias", comentó, añadiendo que está "intentando estar fuerte para ayudar a Sandro anímicamente y a mis hijas, de 18 y 19 años, no tengo tiempo de decaer".

La detención de Sandro Rosell

La esposa de Sandro Rosell también explicó lo que sucedió el día de su detención: "Muy de mañana, yo estaba en la cocina y abajo llamaban a la puerta. La abrí, en bata, y vi un montón de gente en la puerta; prensa al fondo y policia. Yo les pedí la placa, estaba asustadísima. Me pidieron por Sandro. Yo creí que estaba durmiendo. Y no estaba porque se había ido a correr muy temprano "¡Oh, se ha escapado!", dijeron. Yo le dije que cada mañana salía a hacer deporte. "¿Tan pronto?", decían. En cinco minutos volvió Sandro todo sudado. Se extrañaban de que fuera a correr tan pronto".