Luis Enrique avisó al principio del curso que este 2016-2017 contaba con la mejor de las plantillas que había tenido en sus tres años como primer técnico del equipo. La entidad se había reforzado con hasta seis futbolistas nuevos para todas sus demarcaciones, lo que hacía mucho más competitiva la plantilla, al menos en la teoría. En la práctica se ha demostrado que no es así.

Y es que el entrenador asturiano ha apostado por las rotaciones siempre que ha podido en Liga, en Copa del Rey y hasta en la fase de grupos de Champions League. El objetivo era que los "titulares indiscutibles" llegaran en el mejor momento de forma de cara al tramo final de la temporada.

Sin embargo, las dos últimas derrotas sufridas contra Málaga (2-0) y Juventus (3-0) han demostrado que la falta de intensidad -y puede que de motivación- es un problema recurrente desde hace algunos días.

El Barça no encuentra el paraíso pese a las rotaciones

"O roto o la cosa se complica. Y rotando, la cosa se puede complicar también", sostuvo el técnico hace unas semanas, aludiendo como razón de estas rotaciones a "las bajas, las sanciones y el cansancio...". Por desgracia, el paraíso no ha llegado tras las rotaciones, sino que los titulares indiscutibles parecen igual de cansados que si hubiesen jugado todos los minutos este curso.

Y además existe el problema de que la gran mayoría no tienen en el banquillo a un sustituto que pueda relevarles con garantías sobre el terreno de juego. Prueba de ello es que, durante la derrota del Barça contra la Juventus (3-0), Luis Enrique tan sólo usó uno de los tres cambios... Y para dar entrada a André Gomes por Mathieu.