El FC Barcelona no pasa por un buen momento. Tras el empate en Vallecas, la crisis deportiva del equipo de Xavi es evidente y la dinámica del grupo parece ir de mal en peor. Pero realmente, este bajón del equipo se remonta hasta hace más de dos meses, cuando los blaugranas consiguieron una victoria 'in extremis' ante el Celta cuajando un partido muy lejos del nivel que la hinchada blaugrana esperaba con las 'manitas' ante Betis y Amberes. Ese día, el declive del Barça comenzó.

A raíz del partido en Vigo, los de la capital catalana entraron en una dinámica negativa, disminuyendo su nivel de juego y perdiendo puntos cruciales. En la 7ª jornada, en Mallorca, Fermín empató un partido que se complicó más de lo esperado, resultando en otro empate. En la 8ª jornada, ante el Sevilla, la situación fue similar, pero esta vez la suerte favoreció a los culés, quienes obtuvieron un ajustado 1-0 en Montjuïc gracias a un afortunado gol en propia puerta de Sergio Ramos en el minuto 76.

Desde Vigo, de mal en peor

En la segunda jornada de la Champions League, los de Xavi viajaron a Oporto y regresaron con un valioso 0-1 de Ferran, que evidenció la falta de ideas del equipo. El fútbol brillante exhibido en los encuentros ante Betis y Amberes desapareció, y la crisis estuvo a punto de agravarse en la 9ª jornada en Granada donde los culés lograron un empate muy justo, con una destacada actuación de Bryan Zaragoza que deshizo a la defensa azulgrana como quiso.

El regreso a Montjuïc en la 10ª jornada ante el Athletic resultó en otra victoria ajustada con un gol de Marc Guiu en el minuto 80, apenas segundos después de su debut a los 17 años. Sin embargo, las señales de alarma persistieron y las dudas aumentaron. Ante el Shakhtar Donetsk en la tercera jornada de la Champions, el Barcelona ganaba 2-0 pero terminó pidiendo la hora (2-1), un partido que no contribuyó a mejorar la autoestima del equipo.

La derrota en el Clásico fue la gota que colmó el vaso

El punto de inflexión llegó con la derrota por 1-2 ante el Real Madrid. Aunque muchos creen que marcó el inicio de la mala racha, fue más bien una muestra adicional de lo que el equipo venía mostrando en varias jornadas: un juego pobre y falta de determinación. A pesar de las victorias en Anoeta y ante el Alavés, el ambiente en Barcelona es sombrío y preocupante, evidenciando la crisis en la que se encuentra la plantilla.

La disminución en el rendimiento de los 'Joaos', la sequía de Lewandowski, la plaga de lesiones o los frecuentes cambios en el sistema de juego son claros indicadores de que la plantilla carece de inspiración y se encuentra a la deriva. La temporada avanza y la situación en la Ciudad Condal empeora jornada tras jornada. La afición, cada vez más exigente, demanda un cambio, y el calendario no perdona, ya que el siguiente encuentro ante el Oporto es crucial para la continuidad de los culés en la Champions League.