La era Valverde no podría haber comenzado mejor. Tres partidos, tres victorias. Campeones de la International Champions Cup, un torneo que permite medir las primeras fuerzas de los mejores equipos europeos. Y el Barça ha estado a la altura, exhibiendo un nivel físico altísimo y derrotando a todos los rivales, siempre por la mínima, pero generando muchas opotunidades de gol.  

Es prematuro sacar conclusiones tras tres amistosos de pretemporada. Pero sí sirven para construir un imaginario de cómo podría Valverde organizar al equipo. A priori, no hemos visto un cambio en el 4-3-3, si bien Messi sigue bajando cada vez más al centro para organizar -algo ya habitual en las dos últimas campañas-, abandonando la banda derecha -Vidal y Semedo tuvieron mucho recorrido para adueñarse de la misma-. 

Lo que más ha sorprendido de estos partidos ha sido la presión de los hombres de Valverde. Sobre todo en las primeras mitades. El Barça apretaba arriba y sacaba provecho de eso. Ante el Madrid tuvo varias ocasiones tras robar el balón en campo contrario, algo que recordaba a la etapa de Guardiola, donde existía una presión incesante que asfixiaba a los rivales. 

La pretemporada no sirve para sacar conclusiones, serían precipitadas, pero sí hemos podido ver un Barça hambriento, anhelando marcar, deseando ganar, apretando por derribar al rival. El camino al éxito es ese, sin lugar a dudas. El talento está ahí, intocable. Faltan las piernas y que la cabeza pida lo mismo que el sábado: luchar para ganar. Este miércoles, segundo amistoso, ante el United, un equipo más rodado. Veremos si se mantiene esa presión arriba. 

Valverde, satisfecho

En el balance general de la pretemporada en Estados Unidos, explicó que las tres victorias conseguidas se deben a que "son la consecuencia del juego. Nos centramos en generar ocasiones y dominar. Y que no nos generen. Y buscar el resultado. Estamos para ganar, pero por eso tenemos que centrarnos en el juego. Hubo muchos momentos buenos en estos partidos, es con lo que me quedo", finalizó.