Ernesto Valverde es plenamente consciente del reto que tiene por delante. No será nada fácil igualar los registros de sus predecesores en el banquillo azulgrana. Pero él tiene la confianza suficiente como para liderar el proyecto. Y hasta ahora, olvidando ya la Supercopa, el 'Txingurri' ha conseguido que la plantilla le respete.

Esa es casi la primera obligación de un entrenador cuando llega a un nuevo vestuario. Y el 'As' explica este viernes que es una realidad. Valverde es un tipo cercano, dialoga con los jugadores y les hace sentir partícipes del equipo. Hasta los suplentes entienden cómo está gestionando el técnico culé estos primeros partidos del curso.

"Es un tío muy cercano, una persona con la que se puede hablar, que le agrada dialogar y al que los futbolistas respetan en todos los sentidos", explica una fuente cercana al vestuario al medio citado. Algo que, como asegura el artículo, ya se decía en Bilbao y en el propio Espanyol hace años.

"Es una persona tan sencilla que lo que te dice se acaba cumpliendo y al final reparte minutos como lo cree oportuno y necesario: todos tiene su cuota importante de protagonismo", añade otra fuente mencionada. Claro, Roberto entiende que la competencia en el centro del campo es feroz, Alcácer reconoce que los minutos hay que ganárselos, Vidal asume el alto nivel de Semedo... Todos ponen de su parte.

Valverde está mostrando una cara tranquila en las ruedas de prensa. Optimista, sin caer en el derrotismo que a veces inunda a la afición azulgrana. Directo, educado y con una idea muy clara: mantener al Barcelona en lo más alto.

En Getafe, rotaciones

Valverde se ha ganado a la plantilla con sus ideas. Ahora debe hacerlo con las rotaciones. El 'Txingurri' necesita que todos los jugadores que forman parte del equipo se sientan importantes. Y qué mejor manera que introducir cambios en el once ante el Getafe. Aunque tampoco un cambio radical como hacía Luis Enrique a menudo.