Antoine Griezmann fue el gran nombre del culebrón del mercado de fichajes del pasado verano. El delantero francés parecía totalmente decidido a aceptar la propuesta del FC Barcelona, pero finalmente decidió aceptar la propuesta millonaria del Atlético de Madrid para renovar. Esa decisión dolió al barcelonismo, especialmente por sus formas.

Griezmann, lejos de informar a la directiva del FC Barcelona que finalmente rechazaría su oferta, decidió callarse y mediatizar su situación. Dejando pasar el tiempo, acabó rodando un documental -por cierto, producido por la empresa de Gerard Piqué- y la entidad catalana tuvo que enterarse del desplante mediante la televisión.

Este comportamiento no gustó ni al club, ni a los jugadores ni a la afición. No obstante, poco después, Griezmann pareció arrepentirse y contactó con el entorno del FC Barcelona para hacerles saber que en verano de 2019 sí estaba dispuesto a ir en dirección al Camp Nou. Pero nuevamente, el francés ha hecho de las suyas.

Hace apenas una semana, Griezmann informó acerca de su futuro, asegurando que no jugaría en el Atlético de Madrid la próxima temporada. El gesto se interpretó como un paso hacia su fichaje por el FC Barcelona. Sin embargo, según las informaciones publicadas por el diario Sport, el galo ni siquiera informó al club culé del vídeo.

Por tanto, el vídeo que grabó para despedirse, lejos de ser una prueba para el Barça de que esta temporada su interés por llegar al Camp Nou va en serio, fue una forma de autosubastarse y de informar a los grandes equipos europeos para que sepan que está en el mercado. Enésima razón para no fiarse de él.

Griezmann ya no es prioridad

Durante la pasada temporada, el FC Barcelona consideraba a Antoine Griezmann como una prioridad para reforzar la delantera con un jugador de primer nivel a precio cerrado y asequible (100 millones de euros). Ahora cuesta 120 millones y ha dejado de ser una prioridad para ser una simple oportunidad de mercado. Su desplante hace que no haya consenso.