Después de aplicar a su plantilla una clara política de rejuvenecimiento, el FC Barcelona ha hecho un paréntesis para abrirle hueco a Arturo Vidal. A sus 31 años, el ya ex del Bayern de Múnich llega con una calidad más que contrastada pero en la etapa final de su carrera, aunque ambas apuestas son más que compatibles. En la Ciudad Condal no quieren dejar ningún cabo suelto.

Si su fichaje ha llamado la atención es porque este verano han llegado al Camp Nou Arthur (21 años), Clément Lenglet (23) y Malcom (21), además de un nutrido grupo de canteranos que están haciendo la pretemporada con el primer equipo. Quien ya recorrió ese camino fue Carles Aleñá (20), que confirmará su ascenso y podría llegar de la mano de Marc Cucurella (19) o Juan Miranda (18).

El chileno no implica que se vaya a cortar el paso al resto, sino que la temporada es larga y hace falta de todo, tanto la frescura de los recién llegados como la experiencia de los que saben de qué va el juego. Entre otras cuestiones, algunos de los anteriormente mencionados nunca han jugado en LaLiga, y otros deberán hacerse un hueco a base de partidos. Cuando haga falta una ayuda o un acierto inmediato, entonces aparecerán los más curtidos.

Hay un detalle clave para entender que el futuro del Barça sigue pasando por las jóvenes promesas y es que hay una diferencia clara de duración en los contratos. Mientras los primeros van de cinco campañas en adelante, al de Santiago de Chile se le han ofrecido tres, lo que implica un recorrido más concentrado y con una previsión más corta, que incluso se podría 'decorar' con una venta similar a la de Paulinho.

Arturo Vidal no cierra la puerta a De Jong

En la agenda de Éric Abidal siguen subrayados nombres tan prometedores como ilusionantes, como el de un Frenkie de Jong que podría fichar en un año. Precisamente ha sido esto lo que ha empujado al secretario técnico a acelerar sus 'planes B', y es que tanto el futbolista holandés como Adrien Rabiot, otro de los sondeados, están bloqueados por sus clubes hasta 2019.

Así, el cambio de poderes será progresivo: En dos o tres temporadas los Busquets, Rakitic o Vidal podrían empezar a dar un paso al lado, lo que abriría la puerta a jugadores más jóvenes pero también más experimentados. Arthur, Aleñá, Riqui Puig o los que hagan falta estarán en el vestuario y mucho más rodados, lo que les liberará de presión y podría acabar marcando diferencias. No se trata de restar, sino de ir sumando para aspirar a los títulos.