A Joan Laporta le avisaron que su segunda etapa como presidente del FC Barcelona no iba a ser sencilla y ya lo ha comprobado con creces. Desde conseguir el aval a última hora hasta 'dejar' marchar a Leo Messi, pasando por unos cuantos movimientos cuestionables, 'Jan' ha vivido unos primeros meses al mando bastante complicados. En enero la situación no ha mejorado y el club se ha enfrentado a su enésimo problema: Ousmane Dembélé y su futuro cercano, cerca o lejos del Barça. 

El caso del francés es la segunda gran operación de Laporta y compañía, a la espera de que tenga un resultado positivo. No fue así en el verano, cuando el Barça no consiguió renovar el contrato de Leo Messi y vio como la máxima estrella y referente de la historia azulgrana se marchaba por la puerta de atrás. 'Jan' apuntó en una infinidad de veces que iba a hacer todo lo posible para evitar la salida del argentino, pero se encontró con una realidad financiera muy diferente y un 'fair play' financiero que no da concesiones, ni siquiera para evitar la salida de 'La Pulga'.

Con Messi fueron meses de negociación para que se quedara y el club nunca encontró la fórmula acertada, a pesar de que el de Rosario aceptó bajarse su sueldo a la mitad y extender su estadía por cinco años más, a pesar de que en principio se planteaba su renovación solo por dos años más. Finalmente, desde el Barça le anunciaron que no podían extender su estadía en el Camp Nou y, por ende, debía hacer sus maletas para marcharse. Puso rumbo a París y estará en el Parque de los Príncipes hasta el verano de 2023. 

Fue el primer gran 'fracaso' de la junta de Laporta, pero la situación no ha sido más llevadera o sencilla en los siguientes meses. Ahora, Ousmane Dembélé se ha 'antojado' como el gran problema para el máximo mandatario culé, Mateu Alemany y compañía. Después de que se anunciara que el francés no tenía intención de renovar su acuerdo con el Barça, el cual vence el 30 de junio, el club ha trabajado a contrarreloj para conseguir su salida... y se le está acabando el tiempo. 

Desde el Barça le comunicaron a Dembélé que, si no renovaba, no iba a jugar y que, por eso, debía dejar el equipo antes del 31 de enero. La fecha ha llegado y no se ha encontrado una solución para que el de Vernon abandone la Ciudad Condal. Se ha convertido en una operación cuesta arriba que ha requerido más trabajo y tiempo de lo esperado, pero que también está poniendo a prueba la paciencia de los directivos del conjunto azulgrana. 

El Barça, siempre a contrarreloj 

La situación del Barça a día de hoy es complicada y todo apunta que continuará siendo así en los próximos meses, pese a los grandes esfuerzos desde las oficinas del Camp Nou para revertir la crisis económica, institucional y deportiva por la que atraviesa la entidad culé. Queda algún tiempo para ver la luz al final del túnel, pero se está trabajando en ello: el camino es largo y cuesta arriba, pero debería tener un final feliz. 

Sin embargo, por ahora queda seguir trabajando y 'confiar' en que, a diferencia de lo que pasó con Leo Messi en el verano, el desenlace de la historia de Dembélé con el Barça sea positivo y beneficie a los intereses del club, desesperado por generar 'fair play' financiero pensando en algún traspaso 'bomba' en los próximos mercados.