Ronald Araújo fue una apuesta de la dirección deportiva en 2018 debido a que nadie podía predecir en la clase de jugador en la que se convertiría. Todos menos Ramón Planes, antiguo secretario técnico del FC Barcelona. El ejecutivo convenció al club de desembolsar 1.7 millones de euros fijos más otros cinco en variables en un talento de Uruguay que poco a poco daba destellos de grandeza.
El 'charrúa' aterrizó en la cantera azulgrana proveniente de Boston River y coincidió con Garcia Pimienta como técnico en el banquillo y también con otros zagueros recordados como Óscar Mingueza o Juan Brandariz 'Chumi'. Para ese entonces su físico era prometedor pero no tenía la destreza necesaria para manejar el balón como lo exige la filosofía de juego culé.
Sus características no se acoplaban a las de un futbolista educado para salir desde el fondo con el balón controlado, pero si hay algo en lo que ha destacado Araújo es en su constancia y profesionalidad en el trabajo. Poco a poco fue adaptándose a lo que se necesita para jugar en el Barça y el cuerpo técnico del primer equipo no hizo la vista gorda a su gran evolución.
Después de un inicio complicado dentro del club, dio el salto al equipo de Ronald Koeman y se fue afianzando en el eje de la zaga por su carácter atípico para su edad. Además, su confianza le convirtió en un futbolista respetado por sus compañeros, sin importar que se rodeara de leyendas del balompié blaugrana como Lionel Messi, Gerard Piqué o Sergio Busquets.
Ascenso sin techo
Hoy en día el uruguayo es uno de los mejores centrales de Europa y su crecimiento ha sido meteórico. Desde que aterrizó en Barcelona no ha parado de escalar posiciones y se ve reflejado en la valoración que le da el club y los portales internacionales, aumentando su valor de mercado desde los 1.5 millones en septiembre de 2018 a 60 'kilos' desde finales del año pasado. Cualquier equipo del continente querría hacerse con sus servicios pero en las oficinas consideran que es un jugador de presente y futuro dentro del Spotify Camp Nou.