Tiene la cabeza puesta en su duelo europeo frente al Real Madrid, pero eso no impide que el Paris Saint-Germain siga arrollando en la Ligue 1. Con el mismo ambiente de tensión que en su último enfrentamiento, el líder se deshizo en el clásico del Marsella, al que se volverá a encontrar en unos días en la Copa. En otra exhibición del tridente parisino, el miedo lo puso Neymar.

Había cierta expectación por ver si el Olympique ponía en aprietos a los de Unai Emery, pero la emoción apenas duró 10 minutos. Pese a que los hombres de Rudi García arrancaron un empate en el Vélodrome, no hubo suerte en el Parque de los Príncipes, donde el partido quedó marcado por un gol tempranero de Kylian Mbappé.

Pese a los intentos visitantes por levantarse del golpe, lo que llegó fue otra diana local. Una jugada que empezó Adrien Rabiot por la izquierda acabó con un centro que remató Neymar, pero fue Rolando quien lo introdujo en su propia meta. Media hora de juego y todo parecía solucionado, y eso que el tridente no había acabado de marcar.

Fue en el segundo tiempo cuando se mezclaron alegría y penas, porque otra vez muy pronto sentenció Edinson Cavani. El centro lo puso esta vez el brasileño, pero el uruguayo fue el que lo convirtió en oro con una media vuelta de pura clase y un remate a bocajarro. Quien iba a dejar a los 'bleus' con mal sabor de boca era el de Sao Paulo, que se marchó en camilla y con las manos en la cara tras una dolorosa torcedura de tobillo. Con Europa a la vuelta de la equina, este miedo es muy Real.

El PSG, muy casero

Aunque podría quedarse sin una de sus estrellas para la Champions, el PSG saca músculo en un terreno en el que nadie le ha conseguido batir. Ha ganado sus 18 compromisos en el Parque de los Príncipes, y sólo uno de sus resultados no le daría el pase a cuartos. Es cierto que no todos sus rivales son del calado del Real Madrid, pero por el camino el Bayern ya cayó por un contundente 3-0. En París no lo dan por perdido.