La obsesión de Kevin de Bruyne por superar a Messi y Cristiano

Kevin De Bruyne llegó hace unas temporadas al Manchester City como uno de los futbolistas con más proyección de Europa. A las órdenes de Pep Guardiola, el belga mejoró su rendimiento exponencialmente hasta lo que es hoy: uno de los mejores jugadores del planeta. Ahora, el belga parece obsesionado con superar a Leo Messi y Cristiano Ronaldo.

Domenico Olivieri, técnico del centrocampista belga en el Genk antes de que fichase por el Chelsea en el año 2012, habló sobre Kevin de Bruyne y sobre sus ganas de superar al astro del FC Barcelona y al delantero portugués: "Kevin siempre se habla de Cristiano y de Messi y de sus goles y asistencias. Pero Kevin quiere estar cerquita".

Oliveri también cree que la estrella del Manchester City será el mejor cuando Leo Messi y Cristiano Ronaldo comiencen su declive: "Messi y Cristiano comenzarán a dentro de unos años y Kevin seguirá camino de la cúspide: creo que ese es su objetivo. No lo comenta mucho, trabaja duro y sabe lo que quiere: ser mejor que ambos".

Anécdota con De Bruyne

El anterior técnico de Kevin De Bruyne también quiso señalar el carácter ganador de su ex pupilo, que solamente pensaba en el fútbol. "Kevin vino hacia mí hecho un furia y me soltó un '¿pero que mierda es esto?' aludiendo a la salida en mountain bike que yo había programado durante un stage, 'esto no tiene nada que ver con el fútbol'", explicó.

Además, Oliveri narró como terminó la anécdota. "Su gran pasión es el fútbol... acabó subido a la bicicleta, pero de mala gana", dijo. Además, contó lo mucho que le costaba asumir las derrotas. "No aceptaba la derrota y más aún, nunca estaba satisfecho. A veces era complicado para los demás jugadores", sentenció.

Jan van Troos reivindica su carácter ganador

El hombre que descubrió a De Bruyne, Jan van Troos, explicó otra anécdota para mostrar el carácter ganador del belga: "Un día, siendo niño, perdió un partido con el Gante. Kevin se quedó sentado en el círculo del centro del campo y se negó a marcharse. Todos los intentos fracasaron hasta que su padre se puso a hablar con él y logró que se fuera: ¡el torneo que se estaba jugando debía seguir! Sí, él odiaba perder".