IRRECONOCIBLE
La pésima sorpresa de Nasri para sus seguidores un mes después de su retiro
Publicación:15/10/2021 - 09:03h
Actualización:15/10/2021 - 09:04h
Nasri disputó un partido de evento benéfico en el que dejó con un trago amargo a quienes quería verle de nuevo con un balón
La vida no trata igual a todos y mientras jugadores como Fernando Torres dan un cambio vertiginoso en su físico una vez se retiran, otros como Samir Nasri parecen pasar muy lejos de cualquier buen momento en su vida al menos en términos de salud, tal como se mostró en el reciente “Match Des Heros” que reunió a varias ex figuras.
El francés apareció muy pasado de peso y no es algo extraño para un ex jugador, aunque sabiendo que en los dos últimos años estuvo buscando un club para retirarse en activo, su estado físico no es para nada el de un deportista que quiere conseguir una última oportunidad en la élite. Su retiro fue anunciado hace apenas un mes.
En el encuentro que se puso la camiseta de su Marsella, equipo que le llevó a la cúspide antes de dar el gran salto, se le vio tan mal de peso como fuera de ritmo por completo, algo que sorprendió a muchos tomando en cuenta que su paso por el Arsenal era al menos de los mejores en su época antes de comenzar a bajar el nivel.
Su reciente aventura en el Sevilla dejó destellos del gran jugador que era pero finalmente se quedó sin su valedor, Sampaoli, que declinó de los andaluces para dirigir la selección argentina y con eso no hubo apoyo que aguantara la realidad de Nasri, que hizo sus maletas rumbo a Bélgica para jugar con el Anderlecht.
Esta nueva imagen del ex jugador se hizo viral y la mayoría de los mensajes estaban en la vía del lamento por la gran calidad que atesoraba, siendo pieza de deseo por varios clubes de Europa durante muchos años, incluidos Real Madrid y Barcelona, que entendían la polivalencia y habilidad de Nasri como un activo valioso.
El comienzo del fin
Aquel episodio en Sevilla con la protección de Sampaoli fue la última daga que tuvo el francés al tener libertad total para comportarse lo menos profesional posible, sabiendo que el licor, las fiestas y la mala comida no serían problema ya que el argentino confiaba plenamente en sus capacidades, dejándose llevar en el último tren.
