El FC Barcelona se pasó más de una década sacando partido del potencial de la Masia para materializar la época más gloriosa de su historia. Jugadores de la casa como Andrés Iniesta, Sergio Busquets o Xavi Hernández potenciaron esa filosofía de juego de posesión que implantó Johan Cruyff en su época y que vivió su máximo esplendor con Pep Guardiola en el banquillo.
No obstante, los años no perdonan y, a día de hoy, solamente el de Badía sobrevive en la plantilla culé. Desde que Xavi e Iniesta se marcharon, no salió ningún futbolista procedente de las categorías inferiores que pudiese dar continuidad a ese estilo que es el sello de identidad del FC Barcelona, por lo que se optó por buscar a jugadores fuera.
Cuando Xavi Hernández se marchó, Ivan Rakitic fue capaz de ocupar su sitio con un juego distinto al de Terrassa, pero muy amoldable en los esquemas azulgranas. El pasado verano le tocó el turno a Iniesta y la secretaría técnica también decidió buscarle el relevo en el extranjero. En su posición, llegaron tres futbolistas: Philippe Coutinho, Arthur Melo y Arturo Vidal.
El primero de todos ellos ya dejó claro que no se sentía cómodo en la posición de interior y pasó a jugar de extremo. El puesto de Iniesta, por tanto, se lo disputaban Arthur y Arturo Vidal que, con cualidades muy distintas, han sabido adaptarse a lo que supone jugar en el FC Barcelona. Ambos se reparten los minutos, aunque también se les ha visto jugar juntos.
Estilos distintos para el Barça
Arthur Melo y Arturo Vidal son dos jugadores de un nivel espectacular, pero muy distintos en cuanto a perfil de juego. El brasileño es un jugador que asegura control, ya que no pierda casi ningún balón y hace circular el balón de forma limpia y rápida en un estilo que encaja a la perfección con la filosofía culé.
El chileno, por su parte, es todo lo contrario: despliegue puro, presión y llegada, ofreciendo presencia decisiva en las dos áreas. Puede que el ex del Bayern de Múnich no sea la viva imagen del estilo de la Masia pero, con sus cualidades particulares, ha sabido encontrar un puesto en el equipo aportando matices distintos al juego. Dos jugadorazos.