No hace falta ser un genio para darse cuenta de que Ousmane Dembélé y Philippe Coutinho están viviendo dos realidades opuestas en el FC Barcelona, desde hace ya varias semanas. El joven talento francés se ha convertido en una pieza indispensable en las alineaciones titulares de Ernesto Valverde, mientras que el brasileño ha ido perdiendo protagonismo fruto de su bache en el rendimiento.

Coutinho no está bien desde noviembre, se ha estancado en 5 goles esta temporada y, más allá de las estadísticas, lo cierto es que las sensaciones que ofrece no son nada halagüeñas. Contra el Getafe tuvo menos de un cuarto de hora para brillar, pero ni siquiera en ese tiempo fue capaz de desequilibrar o generar alguna jugada ofensiva que encandilara a la afición culé.

Philippe Coutinho se encuentra sumido en un pozo del que todavía no ha salido, y aunque en el Barça sus compañeros y técnicos le puedan ayudar en el vestuario, en forma de ánimos, al final solamente dependerá de él 'resucitar' a nivel deportivo. Y, si no lo hace, la afición cada vez dudará más de él y también la directiva, que podría apostar en un futuro próximo por un traspaso si la situación se prolonga en el tiempo.

Lo que está claro es que Coutinho está de capa caída y está perdiendo la 'batalla' con Ousmane Dembélé. Prueba de ello es que el francés le superó, contra el Getafe, en minutos disputados en lo que va de temporada 2018-19 con la camiseta azulgrana. 1.528 minutos son los que ha jugado Ousmane Dembélé este curso, por los 1.468 de Philippe Coutinho.

Coutinho y Dembélé se van cambiando los papeles

En los primeros meses de la temporada fue el brasileño quien tomó una gran ventaja de minutos por delante de Dembélé, quien dio un bajón de varias semanas tras un inicio de curso fulgurante en todas las competiciones. Luego el galo se recuperó y fue el brasileño quien se vino abajo, en una montaña rusa que en estos momentos tiene a Dembélé como gran beneficiado.

Ernesto Valverde tiene la gran suerte de poder contar con estos dos maravillosos jugadores para una sola posición en el frente de ataque, como acompañantes de Leo Messi y Luis Suárez. Cuando uno esté mejor que el otro, jugará. Y cuando esté peor, se quedará en el banquillo. Lógica pura, siempre en beneficio de los resultados del equipo.