No eran pocos los que esperaban con ganas la convocatoria de la selección española este jueves, y llegó con una sorpresa muy esperada: El retorno de Jordi Alba. Luis Enrique recompensó el esfuerzo de uno de los mejores laterales izquierdos del mundo, aunque en el FC Barcelona comparten la alegría del canterano a medias. Nunca llueve a gusto de todos.

Para empezar, cabe destacar que el club ha encajado con ilusión la llamada del catalán, que había manifestado en varias ocasiones sus ganas de volver y su trabajo encaminado a un premio del seleccionador. Su rendimiento se sigue multiplicando en el Camp Nou y de ello también disfrutan los azulgrana, que se alegran de un triunfo merecido pero también le ven un aspecto negativo.

El de L'Hospitalet de Llobregat es, hoy por hoy, el único efectivo del primer equipo en su puesto, y últimamente se le han apreciado algunas molestias físicasAficionados, técnicos e incluso compañeros se llevan las manos a la cabeza cuando ven al '18' dolerse, cojear o tocarse los gemelos, porque es uno de los referentes de la plantilla en el aspecto moral pero, sobre todo, en el deportivo.

Si hubo una ventaja del injusto olvido en los parones de septiembre y octubre fue que Alba pudo recibir un oportuno descanso, que estaba colaborando directamente en el espectacular momento de forma que ha exhibido en los primeros meses de la presente campaña. Habrá que gestionar sus minutos al detalle y prestar especial atención a sus posibles dolencias.

El Barça no tendría muchas soluciones para la baja de Jordi Alba

Si Jordi Alba vuelve a jugar con regularidad con la selección, el Barça tendrá que hacer un esfuerzo para dosificarle, si no quiere lamentar una baja prolongada que suponga un problema muy serio para el vestuario. De momento, ha jugado 16 de los 17 encuentros oficiales del curso, y solamente la Copa del Rey no parece suficiente tiempo libre para que refresque las piernas.

En la recámara están algunos futbolistas readaptados y Juan Miranda, aunque el canterano parece algo alejado de los planes de Ernesto Valverde. A los jóvenes no se les quiere quemar con una exigencia de tanto nivel, aunque podría convertirse en una obligación para luchar por los títulos con garantías y mucha más tranquilidad. El fútbol de élite no da ni un breve respiro.