El FC Barcelona ha perdido en los últimos días a varias piezas en el primer equipo debido a una plaga de lesiones, y entre las bajas más destacadas está la de Rafinha Alcántara. El de Sao Paulo se rompió el ligamento anterior de la rodilla izquierda y tendrá que pasar por el quirófano, lo que probablemente le deje fuera de combate para lo que resta de temporada.

Con esta situación en mente, en los despachos del Camp Nou se valora la incorporación de un refuerzo para la medular, una línea clave para el esquema azulgrana y que ha quedado debilitada. Además del brasileño, Arthur, Philippe Coutinho, Ivan Rakitic y Sergi Roberto también han pasado en algún momento por la enfermería, y también otros secundarios como Sergi Samper, Denis Suárez y Carles Aleñá.

Pese a que en casos de este tipo -lesiones de larga duración- LaLiga ofrece la posibilidad de inscribir a otro futbolista sin tener que esperar a la ventana invernal, los catalanes podrían rechazarla, porque ya tendrían a la alternativa perfecta para sustituir al canterano. Además, sin tener que invertir y reforzando su apuesta por jugadores de la casa.

Varias informaciones apuntan a Aleñá como el relevo natural de Rafinha, por su similitudes a nivel futbolístico y por la progresión mostrada por el de Mataró. El internacional es algo más técnico y fino y el catalán más parecido a un todoterreno, pero ambos son zurdos, versátiles y con una interesante capacidad de llegada y disparo.

Valverde encuentra el hueco que buscaba para Aleñá

Tras empezar la temporada de su ascenso al primer equipo lesionado, el canterano fue creciendo a base de entrenamientos, y con un descenso temporal al filial que Ernesto Valverde reveló que le había reclamado para ponerse a todo. "Su estatus es del primer equipo desde el principio, pero me pidió poder jugar con el filial para no perder la forma en caso de no ir convocado", recordó recientemente en una rueda de prensa.

Además, el Txingurri premió al catalán por su gran rendimiento en su debut este curso en la Copa del Rey, y lleva buscándole hueco en sus planes desde entonces. Al incluirle en la convocatoria en el siguiente compromiso, ya recalcó que se trataba de un mensaje para el joven, que a sus 20 años podría empezar a participar regularmente con los mayores. Ha llegado su turno.