El mercado de fichajes del verano 2019 llega con fuerza al FC Barcelona, que tiene a Philippe Coutinho como uno de los nombres destacados. Tras invertir 120 40 millones de euros en su llegada, el carioca ha ido de más a menos, y lo que al principio eran alegrías se han transformado en unas preocupaciones a las que tocará buscar solución a lo largo de la ventana estival.

La alternativa más sencilla parece ponerle a la venta, una decisión que obviamente tiene pros y contras. Hay obstáculos importantes para que PSG o Chelsea, sus más firmes pretendientes, logren un acuerdo por el crack, que hoy por hoy está tasado en no menos de 100 'kilos'. Pero si se opta por darle otra oportunidad o no fructifican las negociaciones, hay otras vías de actuación.

Si el brasileño se queda en el Camp Nou toca ayudarle a recuperar su mejor nivel, y es evidente que tiene mucha calidad. El problema es que en el esquema barcelonista no ha encontrado su puesto ideal, que no es el de centrocampista pero tampoco el de extremo izquierdo. En el primero provoca un desequilibrio en la medular que perjudica al balance defensivo, y en el segundo ha demostrado sobradamente que no se siente cómodo.

Entre las propuestas para el próximo curso, Ernesto Valverde tiene la de usar una formación 4-2-3-1. En su primer año predominó una 4-4-2, después recuperó el 4-3-3 clásico y siempre ha dicho que lo mejor sería utilizar la táctica que mejor encaje a todas las piezas, así que podría decantarse por sistema que conoce a la perfección, ya que lo ha usado habitualmente durante su trayectoria en los banquillos.

Con Sergio Busquets, Ivan Rakitic, Arturo Vidal, Arthur o Frenkie de Jong dispuestos en el doble pivote -el croata y el chileno incluso podrían actuar más adelantados-, la referencia sería Luis Suárez, y el Barça podría sacar partido del talento de todos sus media puntas. Leo Messi, Ousmane Dembélé e incluso Malcom pueden ocupar esas posiciones intermedias, en las que también encajarían posibles fichajes como Antoine Griezmann. Requeriría mobilidad en ataque y presión y responsabilidad en defensa, algo que el técnico ya trata de inculcar a sus pupilos.

En el caso concreto de Coutinho, esta es la configuración que le ha devuelto la sonrisa en la selección, ya que se puede mantener cerca del área y explotar su calidad en el pase y en el disparo -centrado o algo escorado-, está involucrado directamente en la creación de juego y no depende exclusivamente de su velocidad para desbordar o para hacer coberturas, ya que está más arropado por sus compañeros y eso le beneficia.

El Barça debe tener cuidado con la valoración de sus fichajes

El problema que está teniendo Coutinho lo han afrontado otros jugadores del Barça, cuando se les trae para jugar en posiciones en las que no son especialistas. Algunos, como Ivan Rakitic, saben adaptarse a la perfección, pero otros están amenazados por un fracaso irremediable. Por poner algún ejemplo, a Arda Turan se le trajo como interior cuando nunca había ocupado este puesto, y cuando más brilló fue cuando tuvo que suplir a Neymar, más cerca de una banda donde se sentía más cómodo. En vez de recolocar piezas, sería más adecuado ajustarse a las necesidades del equipo, y más con un mercado dominado por la inflación como el actual.