La falta de química entre Messi y Griezmann preocupa

En verano de 2017, se rompió en el FC Barcelona un 'tridente' ofensivo totalmente letal: el formado por Leo Messi, Luis Suárez y Neymar. El brasileño se bajó del barco para marcharse al Paris Saint-Germain y, desde entonces, el argentino y el uruguayo  monopolizaron la efectividad goleadora del equipo, creando una dependencia excesiva en la presencia de ambos.

Por ello, la dirección deportiva, en consenso con el cuerpo técnico, decidió pagar la cláusula de Antoine Griezmann, un futbolista de tremendas virtudes técnicas y tácticas que, por capacidad goleadora y estilo de juego, se veía como el candidato perfecto para completar el tridente. De hecho, ilusionaba en especial la conexión del crack francés con Messi, al ser dos futbolistas que entienden el fútbol de manera similar.

No obstante, hay algo que no acaba de funcionar entre ellos. La conexión entre Griezmann y el capitán azulgrana parece estar estancada y la prueba más clara fue el partido contra el Slavia de Praga, en el que apenas se buscaron mutuamente. El argentino le dio tres pases al francés y este solamente uno al '10'. Fue todo lo que combinaron a lo largo de los 90 minutos.

De hecho, hay una jugada que define a la perfección la preocupante falta de química entre ambos. En el primer tiempo, Messi realizó una de sus típicas jugadas en eslalon tirando la diagonal y la defensa del Slavia se le echó encima, descuidando a un Griezmann que se quedó completamente solo. El argentino, en lugar de buscar la posición favorable del galo, decidió tirar y cierto, casi marca un golazo, pero el balón acabó en el larguero.

Nunca sabremos del cierto si el capitán no vio que Griezmann estaba solo o si realmente sí le vio pero decidió hacer la guerra por su cuenta. No obstante, llama especialmente la atención que contra el Slavia, ante la ausencia de Luis Suárez​, era más necesario que nunca que ambos se buscasen para generar peligro. Pero eso no sucedió y el partido terminó sin goles.

¿Nuevo 'caso Ibrahimovic'?

 En 2009, el FC Barcelona fichó a Zlatan Ibrahimovic, que llegaba como 'galáctico', procedente del Inter de Milán. Se esperaba mucho de la conexión del sueco con Leo Messi, pero nunca acabaron de tener química pese a tratarse de dos extraordinarios futbolistas. Al final, Inra acabó relegado al banquillo y traspasado a la baja un año después de su llegada. Un caso que empieza a recordar al del argentino con Griezmann...