No fue sencillo para el FC Barcelona pasar del éxtasis a la amargura. Ansu Fati se encargó de abrir el marcador apenas al minuto 5 del compromiso, lo que encauzó la goleada parcial de los de Sergi Barjuan sobre el final de la primera mitas, tras los tantos de Sergio Busquets al 18’ y Memphis Depay al 34’. Pero lo que parecía un sueño, desembocó en una pesadilla.

Al entretiempo fueron confirmadas las bajas de Ansu y Eric Garcia, ambas por lesión muscular. Poco después del arranque de la segunda mitad, Nico González se unió a la lista de bajas del cuadro culé de la jornada. Bajo este contexto, el técnico interino debió cambiar el planteamiento, lo que causó el naufragio.

Desde el comienzo, el Celta siempre advirtió de su peligro con transiciones rápidas, que dejaban desnuda la defensa azulgrana. Mostraron su valía en los segundos 45 minutos, gracias al tanto de Iago Aspas al 52’. El Barcelona resistía, pero al minuto 74 Nolito marcaba el segundo. A solo un tanto para el empate, todo parecía apuntar que cerraría con una agónica victoria culé, pero no fue así.

Creció la intensidad del partido, y las falencias defensivas se notaron con agudeza. Aspas, el más destacado del Celta, volvió a aparecer para cerrar una noche de ensueño con doblete. Un golazo desde el borde del área que Ter Stegen no pudo evitar cuando lanzó el guantazo en su intento de desvío.

Faltaban solo segundos para el pitazo final, pero la defensa culé estaba dispersa, totalmente perdida. El Celta tocó a placer en el área de su rival, se juntaron y llegó el zurdazo de Aspas para colgar el tercer tanto de su equipo, el del empate. Los de Barjuan se vinieron abajo, no podían creer el desastre defensivo.

Vigo desnudó la crisis en la zaga azulgrana

Inadmisible fue este resultado para el equipo azulgrana. Ganaban bien y por goleada. Tres bajas por lesión y el equipo se desplomó. La defensa se hizo trizas, el marcaje nunca mostró intensidad ni voluntad de arrebatar el balón. El rival, con tiempo y espacio, hicieron de las suyas hasta alcanzar el empate ante un público que celebró como nunca un punto con sabor a victoria. Xavi Hernández deberá trabajar sobre la fragilidad defensiva, sin solucionar esto, difícilmente podrán repuntar en LaLiga y en Europa.