La fe de Andrés Iniesta guió al FC Barcelona en el segundo gol de los culés en el Camp Nou, que llegó en el minuto 39 para pulverizar los ánimos del conjunto rival y atemorizarles de cara a la segunda mitad del partido disputado en el santuario blaugrana.

En principio parecía una jugada de ataque condenada al fracaso. Un defensor galo tenía ganada la posición a Andrés Iniesta en el interior del área, pero el manchego estuvo más listo, más rápido y más intenso para creer en elm balón, ganar la posición y sacarse el taconazo de Dios.

A Kurzawa se le cayó el mundo encima

El capitán del FC Barcelona tiró de corazón y, sin saber lo que pasaría y completamente de espaldas, dio un taconazo que superó al guardameta Kevin Trapp. Kurzawa se lo encontró en el área pequeña y, ante el nerviosismo, lo acabó tocando para introducirlo en el interior de su propia portería.

Así las cosas, el FC Barcelona pudo marcar en los minutos 3 y 39 de partido gracias a dos jugadas de fe, de corazón, más que a jugadas trenzadas de magia futbolística. Con esos dos goles que no llegaron ni a tocar la red contraria, el Barça premió a los aficionados del Camp Nou y a todo el barcelonismo toda la confianza depositada en ellos durante los días previos al partido. Pasase lo que pasase, el Barça ya estaba cumpliendo con su objetivo: luchar hasta el final y hacer valer su orgullo en el santuario culé.