Pep Guardiola tenía claro antes de enfrentarse al FC Barcelona que una de sus pocas posibilidades para llevarse los tres puntos del Camp Nou radicaba en anular a su querido Leo Messi. El técnico hizo hincapié en ello los días anteriores a sus muchachos. Les mostró vídeos, les explicó las zonas por donde "pernocta" el crack rosarino y llamó a filas a sus jugadores defensivos para tratar de tejer una tela de araña que atrapase al genio.

Pero como Pep bien sabe, para Messi sólo basta con que alguno de sus compañeros frote bien la lámpara para que salga de cualquier trampa. Como pasó hace dos temporadas en las semifinales de la Champions League. Allí llegó Guardiola con su Bayern, tratando de, por un lado, ganar la posesión, y por otro hacer estéril cualquier intento de combinar con Leo.

Lo primero lo consiguió, se llevó el mayor tiempo posible la pelota pero lo segundo no. Y es que en ese encuentro y a falta de diecisiete minutos fue él quien apareció para anotar dos goles y regalarle otro a Neymar. El trabajo de los otros dos de arriba también había sido crucial para que esto ocurriese y, como todo el mundo sabe, contener a los tres mejores delanteros del mundo 90 minutos es prácticamente imposible.

Este miércoles o habrá marcaje hombre a hombre para el diez pero sí que tendrá a su alrededor a varios jugadores que tratarán de desconectarlo. Una actuación perfecta y coral en defensa que, sin embargo, dejaría más espacio para Luis Suárez y Neymar Júnior. Eso es un riesgo que Pep está dispuesto a correr, habrá que ver cómo le sale.