El FC Barcelona volvió a demostrar que sabe sufrir y jugar como un bloque sólido cuando la ocasión lo requiere. Un solitario tanto de Leo Messi sirvió para sumar tres puntos de oro en el camino hacia el campeonato liguero. Tras una primera parte muy dominada por los azulgranas, el Atlético de Madrid se puso las pilas tras el descanso, pero no pudo superar a un Barça luchador y aguerrido.

El partido volvió a tener al mismo protagonista de casi siempre: Leo Messi. El astro argentino fue decisivo una vez más y anotó un tanto de falta por tercer partido consecutivo que, por cierto, es el tanto número 600 de su carrera deportiva profesional, sumando goles con su club y con su selección. Apareció cuando tenía que aparecer, en un partido grande y preparado para que las grandes estrellas sean los que guíen a su equipo. 

El balón salió disparado de la bota izquierda de Leo Messi y cogió una rosca demoledora que salvó la barrera formada por los jugadores del Atlético de Madrid y bajó lo justo para acabar colándose en la escuadra de la portería de Jan Oblak. El público asistente del Camp Nou enloqueció, se puso en pie y aplaudió la maravilla del crack argentino mientras se frotaba los ojos.

Messi, enchufado desde el principio

Instantes antes de su gol, deleitó a los aficionados presentes en el coliseo azulgrana con una nueva jugada de ensueño. El FC Barcelonarecuperó la pelota en la medular y la recibió el argentino. En aquel momento, controló el balón y volvió a parar el tiempo como ya ha hecho en infinidad de ocasiones.

Leo Messi estaba rodeado de tres jugadores del Atlético de Madrid. Parecía que el astro argentino no tenía ninguna salida posible para evitar que le robasen el balón, pero volvió a inventarse un movimiento con el que se desprendió de sus marcadores. Un leve toque con su bota izquierda inhabilitó a los tres futbolistas rojiblancos.