Leo Messi es desde hace años un jugador con una gran fortaleza física, que le permite disputar prácticamente todos los partidos a lo largo de las temporadas, sea con el FC Barcelona y con la selección de Argentina. Sin embargo, hasta llegar a ese nivel óptimo en cuanto a físico ha tenido que trabajar incansablemente en el gimnasio, realizar dietas especiales y, sobre todo, aprender a escuchar a su cuerpo.

A sus 30 años, es un futbolista maduro mental y físicamente, y sabe cuándo debe realizar un 'sprint' y cuándo no durante los partidos, así como cuándo es necesario que se implique más en tareas defensivas o en otras labores de creación y distribución del juego. Conoce los tiempos del juego, y también los de su propio cuerpo para evitar caer lesionado.

El argentino sufrió varias recaídas de lesiones musculares hasta la temporada 2008-09, pero desde entonces ha aprendido a regularse y precisamente esta faceta tendrá que asimilar también Ousmane Dembélé. El FC Barcelona desea evitar a toda costa que el francés recaiga de la grave lesión muscular que sufrió por el simple hecho de querer maravillar desde el principio en el Barça.

Deberá tomarse las cosas con calma, ir paso a paso y rendir de manera progresiva en el flanco de ataque del FC Barcelona, sin correr como un pollo sin cabeza en el campo sino realizando cada uno de sus movimientos con sentido y lógica.

El objetivo: que Dembélé no vuelva a lesionarse

El presidente y el secretario técnico del FC Barcelona, Josep Maria Bartomeu y Robert Fernández, mantienen contacto directo con él y están dispuestos a ayudarle en todo lo que haga falta para agilizar su adaptación a la ciudad y cultura catalana.

Pero, en términos físicos y de juego, Dembélé será el gran culpable de lo que suceda en el futuro. Esperemos que la suerte le respete y que no vuelva a sufrir lesiones de gravedad, que han servido para truncar carreras de jugadores muy prometedores. Y, si no, que se lo digan a Gareth Bale.