Cada jornada hay un nuevo desafío, y sea capaz o no de marcar, es difícil decir que Leo Messi no lo ha superado. La defensa del Valencia martirizó este jueves al FC Barcelona, pero el argentino fue tumbando jugadores allá por donde pasaba. La magia no cabe en las botas del '10', que volvió a hacer la delicias del Camp Nou.

Los gritos de admiración se sucedían a medida que el de Rosario recortaba e iba dejando rivales atrás, y aunque no conectó con la portería en el primer tiempo, no era impedimento para reconocer que se estaba saliendo. Buena prueba de ello la pueden dar Dani Parejo y Francis Coquelin, que quedaron retratados en uno de los arranques del azulgrana.

Messi recogió el cuero y se lanzó hacia el área, y no hubo marcaje escalonado que lograra contenerle. La doble guadaña que lanzó el madrileño la superó con una 'croqueta'. Tac, tac. Y de la embestida a la desesperada del francés se zafó con un caño. Con una facilidad alarmante el camino estaba algo más libre.

Asistente

Esta vez no hubo gol que llevarse a la boca, pero si el Barça le dio el primer bocado a la semifinal, fue gracias a la insistencia de Messi. Una internada del argentino acabó con un centro que no sacó Jaume y que llegó a la cabeza de Luis Suárez, que sigue enamorado del gol y consiguió que la pelota, por fin, besara la red.