El pasado jueves, el FC Barcelona se impuso en Mestalla ante el Valencia con dos goles de Philippe Coutinho e Ivan Rakitic. El equipo azulgrana consiguió mantener el gol de ventaja del partido de ida e el Camp Nou y sentenciar las semifinales ante el equipo valencianista para jugar su quinta final de Copa del Rey consecutiva, esta vez contra el Sevilla.

El partido, aparte de ser una inyección de moral para trasladar al equipo a su primera final de la temporada, sirvió para que se pudiese ver con claridad el papel de Philippe Coutinho en el equipo. El centrocampista brasileño se movió por todo el frente de ataque e incluso marcó un gol, dejando claro que su proceso de adaptación va viento en popa.

Messi, la clave de todo

El juego de Philippe Coutinho fue, en todo momento, atado al de Leo Messi. El brasileño saltó al campo tras iniciarse el segundo tiempo y se colocó como falso extremo derecho. Pero eso fue sobre el papel. En la práctica, el reciente fichaje del FC Barcelona se movió por todo el frente de ataque, pero siempre con un ojo puesto en Leo Messi.

El delantero argentino es el único jugador del Barça que goza de libertad total para moverse por donde quiera. El trabajo táctico de Philippe Coutinho contra el Valencia consistió en ocupar en todo momento la zona que Leo Messi dejaba libre. En los momentos en los que Messi iba al centro, Coutinho se iba a la derecha. Cuando el argentino se abría a la banda, el brasileño se colocaba como falso nueve.

La consigna de Ernesto Valverde fue clara, si estudiamos los movimientos de Coutinho durante todo el partido. El gol del brasileño ejemplifica claramente las claves de su juego: Coutinho empezó su desmarque hacia el punto de penalti, pero cuando vio que Leo Messi era el que se dirigía a dicha posición, fintó y rápidamente fue a buscar el balón al segundo palo.