Messi no se estaba reservando... ¿Qué le sucede?

El riesgo de deslumbrar durante años y años a un nivel por encima del resto es que, por desgracia, llega un momento en el que ni tú mismo eres capaz de igualar lo que hiciste en el pasado. Posiblemente eso sea lo que le esté pasando a Leo Messi, que pese a aparecer en algunas jugadas puntuales del Alemania-Argentina (1-0) de este domingo no demostró haberse estado reservando meses y meses para ese momento. La versión de "La Pulga" se pareció más a la mostrada con la camiseta del FC Barcelona a lo largo del último tramo de temporada, en el que dejó de desbordar a las defensas rivales para volverse mucho más previsible y fácil de marcar. ¿Qué le pasa a Leo Messi?

Ha sido escogido mejor jugador del Mundial de Brasil 2014 -para sorpresa de todos- por delante del gran favorito, James Rodríguez, y a pesar de que durante los primeros partidos sí destacó marcando un total de cuatro goles, en las fases finales su rendimiento ha decrecido progresivamente hasta dejar de ser todo lo determinante que fue hace sólo unos meses. Messi ya no es el mismo. Algo ha cambiado en él. Quizás la solución sea un "reset" o desconexión total durante un tiempo para ordenar sus ideas futbolísticas y descongestionar su propio juego, mucho menos espectacular que antaño.

La pasada temporada estuvo repleta de problemas físicos para él, pero cuando se recuperó nunca volvió a ser el mismo. Ya no marca las diferencias y no ha sido capaz de liderar a Argentina hacia el único título que le falta en su dilatado palmarés. El "crack" azulgrana deberá apagar las luces durante un tiempo para motivarse de nuevo, tener tiempo de solucionar el problema físico o psicológico que le esté impidiendo rendir al máximo nivel y regresar, la próxima temporada a las órdenes de Luis Enrique, con las pilas recargadas para volver a maravillar a la afición culé.

Esta vez tendrá a dos socios de lujo en ataque como son Neymar y Luis Suárez, aunque el segundo no podrá debutar hasta el mes de noviembre. A Messi hace falta arroparle, animarle y hacer todo lo posible para que vuelva a ser el de antes, si es que algún día recupera dicho nivel. Luis Enrique, al igual que hizo Pep Guardiola, deberá hacerle sentir como un jugador indispensable en el engranaje del equipo, la pieza alrededor de la cuál giran todas las demás. Sólo así Messi volverá a sentirse importante y recuperará la magia que hasta no hace mucho demostró tener en las botas. Y que aún tiene, porque el talento es energía, y la energía jamás desaparece. Sólo se transforma.