Este 17 de agosto de 2018, Leo Messi está de celebración. No por la Supercopa de España, ni por el Trofeo Joan Gamper, sino porque hace 13 años que debutó con la selección argentina. El rosarino no ha logrado repetir los éxitos cosechados con el FC Barcelona en un combinado nacional en el que le ha tocado sufrir más, incluso desde el mismo momento en que se estrenó con la 'albiceleste'.

Fue en 2005 en Hungría, en el estadio Ferenc Puskas. El conjunto sudamericano dominaba el marcador por 1-2 y todas las miradas se dirigieron al banquillo, porque en el minuto 65 del encuentro iba a saltar al terreno de juego una de las jóvenes promesas de la 'albiceleste', un delantero de 18 años nacido en Rosario.

Precisamente, con el '18' a la espalda, el jugador del FC Barcelona se integró al juego, aunque su primera intervención iba a ser sonada. El atacante agarró el balón en tres cuartos de cancha y trazó una diagonal hacia el área, pero Vilmos Vanczák le sujetó de la camiseta y cortó su avance mientras el argentino se zafaba.

Uno de sus braceos acabó golpeando al húngaro, y el colegiado no lo dudó: Tarjeta roja. 30 segundos había durado su primera aventura internacional, mientras sus compañeros protestaban y él se dirigiá con el semblante desencajado hacia el banquillo. Allí estuvo llorando desconsolado, aunque llegarían muchos partidos más para romper con un estreno doloroso.

Argentina, la mayor espina clavada de Leo Messi

A pesar de haber demostrado que está en el Olimpo de los futbolistas, Leo Messi ha vivido una trayectoria complicada con Argentina, en la que ganó un Oro Olímpico y un Mundial Sub20 pero en la que se le han resistido los torneos absolutos. Rozó el Mundial de Brasil tras perder en la final contra Alemania, e igualmente se le han escapado algunas Copas América tras caer en el enfrentamiento definitivo.

Ahora, con 31 años, el rosarino ha pedido algo de tiempo para despejarse después de otro golpe doloroso, con un Mundial de Rusia que no fue sobre lo esperado. En octavos, la 'albiceleste' se volvió para casa, y el '10', en esta ocasión, no pudo hacer nada para evitarlo. Sólo él decidirá si hay una última oportunidad para probarse, o si el final, se deja como el inicio. Amargo.