Antoine Griezmann volvió a tener un partido poco brillante en su estreno en este año 2020. No era una prueba fácil para el delantero francés, en el campo del RCD Espanyol, un equipo que puede estar una vuelta entera columpiándose que siempre se dejará la vida contra el FC Barcelona. Y, sin lugar a dudas, los blanquiazules consiguieron desactivarle.

El ex del Atlético de Madrid no encontró espacios ante la defensa perica, que se mantuvo férrea y que no experimentó demasiadas dificultades por su banda. Al francés no se le puede negar el esfuerzo y la total implicación defensiva que ofrece para defender en su banda, con permanentes ayudas a sus compañeros, pero se le debe exigir más producción ofensiva a un hombre de su calidad.

Lo cierto es que Griezmann apenas consiguió conectar con sus compañeros en zona ofensiva ni tampoco aparecer desde segunda línea para disponer de opciones de peligro. Y cuando todo ello no sucede -lamentablemente, en demasiados partidos desde que llegó- el internacional galo tiene muchos problemas para brillar.

No todo es culpa suya

Tal vez todo ello también sean los efectos secundarios de exigirle tanto en defensa. Griezmann es uno de los mejores del mundo de tres cuartos de campo hacia delante, pero en el Barça a veces da más la sensación de ser un segundo lateral izquierdo. Cuando entra en contacto con el balón, lo hace en zonas tan retrasadas del campo que toda la chicpa que podría aportar desaparece.

En varias ocasiones, Griezmann ha repetido que debe adaptarse al nuevo estilo de juego y que es un cambio importante respecto a su estancia en el Atlético. Suena a excusa barata, pero es la pura realidad: el francés ha pasado de tener su zona de influencia a unas pocas decenas de metros de la portería rival a tener que abarcar toda la banda izquierda incluso para defender en su propia área.

Es cierto que, por su talento, debemos ser exigentes con un futbolista destinado a ser importante. Pero también hay que tener sentido común: Valverde está usando el Ferrari que pidió para conducir por las dunas del desierto. Y hay que recordar que el club se desprendió de Philippe Coutinho en verano sin haberle permitido jugar en su posición real ni una sola vez...