Neymar y Suárez, una hamburguesa y la quintaesencia del Barça

Si algunos pudieron pensar al principio de la pasada temporada que Luis Suárez -entonces recién llegado y con más confianza con Mascherano y Leo Messi- podría generar algún tipo de desequilibrio en la amistad que mantienen dentro y fuera de los terrenos de juego Neymar y Messi... Más bien ha ocurrido todo lo contrario. La sintonía de las tres estrellas del frente de ataque del FC Barcelona no sólo se ha fortalecido, sino que derrocha sonrisas y buen rollo por todos los costados.

Normalmente en los tríos de amigos siempre hay dos que se llevan mejor, pero parece que la "MSN" rompe barreras de todo tipo. Este viernes, en Recife, pudo quedar comprobado una vez más que la admiración mutua, simpatía y química que existe entre Luis Suárez y Neymar Jr es eterna. Antes, durante y después del partido entre Brasil y Uruguay, ambos contendientes intercambiaron bromas y todo tipo de gestos amistosos que sirven para continuar contentando al aficionado del Barça, encantado de que los Tres Tenores cuiden el vínculo que les hace aún más grandes.

Fueron varias las cámaras que captaron a Neymar Jr y Luis Suárez hablando sonrientes tras el encuentro, que finalizó en empate. Quien perdiera debía pagar una hamburguesa al otro, pero las tablas del marcador dejan ahora la duda de quién se la pagará a quién, aunque lo más probable es que se marchen los dos juntos un día a comerse una por Barcelona e inviten también, por qué no, a Messi, Mascherano, Bravo y/otros integrantes de la plantilla culé. Porque, por fortuna, a día de hoy lo único que se respira en el FC Barcelona es buen ambiente y confort por la buena situación del equipo en todas las competiciones.

Todos se admiran y se respetan... Y puede que esa sea una de las claves principales por las que el conjunto de Luis Enrique funciona también. Precisamente fue el cuerpo técnico del asturiano el impulsor, durante los últimos meses, de algunas actividades de comunión de la plantilla, como cuando se marcharon todos juntos a pasar el día a PortAventura. Ese día no entrenaron el físico, pero sí la química. Ese hilo rojo que, aunque sea invisible, puede que sea la quintaesencia del fútbol. Y de cualquier otro deporte de equipo.