En este mundo del fútbol todo puede cambiar muy deprisa y más vale no escupir hacia arriba, pues siempre tiende a volver al suelo. Algo así pueden pensar muchos de esos medios que ya enterraron a Arda Turan y a su Turquía tras las dos primeras jornada de la Eurocopa de Francia 2016. Esos mismos que tras la exhibición del crack del Barça tuvieron que tragarse sus palabras y hacer como si no hubiesen hecho nada.

Los mismos que una afición otomana que cambió sus pitos e insultos dedicados al interior blaugrana y proferidos en el anterior encuentro frente a España por los aplausos y vítores del encuentro de este martes. Y Arda se lo ganó gracias a un fútbol mucho más participativo y efectivo que el realizado en los primeros días de competición.

Su posición de mediapunta y guía del juego de los suyos ayudó de buena manera en el tanto tempranero de Burak Yilmaz y también en el de la sentencia, donde volvió loca a la defensa rival y que Ozan Tufan aprovechó para dar vida al país euroasiático.

Sin Çalhanoglu, Arda tiró de veteranía y se echó al equipo a las espaldas cuando éste más lo necesitaba. Siempre aparecía para sacar una falta, un córner o contemporizar la pelota para no dar opciones a los checos. Finalmente, y tras firmar sus primeros tres puntos y dejar con uno a esta República Checa, Turquía deberá esperar a ver que hacen el resto de equipos y esperar a ser una de las cuatro mejores terceras.