Si alguien tenía dudas sobre cómo se encontraría el FC Barcelona el césped en el Wanda Metropolitano este sábado, lo cierto es que se confirmó lo que viene siendo habitual desde que el 'Cholo' Simeone dirige al conjunto colchonero. Los platos, la vajillas y todo lo necesario para la práctica del fútbol en el estadio rojiblanco -siguiendo con la ironía que empezó Simeone-, estuvieron hechos a medida del Atlético.

No en vano la altura del césped en el Wanda Metropolitano rozó prácticamente el límite de lo que establece la normativa de LaLiga Santander. Como máximo, la altura del césped puede ser de 30 centímetros, y en el Wanda Metropolitano lo fue de 26 centímetros, casi al límite.

Naturalmente, eso dificultó el juego combinativo del FC Barcelona e impidió que los de Ernesto Valverde pudieran mover rápidamente el balón de un lado a otro, facilitando la presión ofensiva y también el repliegue del Atlético de Madrid.

El campo no estaba seco, dado que el Atlético lo regó apenas unos minutos antes del encuentro, pero sólo durante siete minutos y de manera heterogénea, sin que el césped estuviese igual de mojado -y por lo tanto de rápido- en todas las zonas del campo.

El césped alto no favoreció el espectáculo

No es excusa, ni mucho menos. Y la realidad es que, como bien dijo Simeone, cada uno es libre de disponer este tipo de factores como prefiera cuando juegue en campo propio, siempre y cuando entre en los límites de la normativa.

Pero la estrategia del Atlético de Madrid no favoreció el espectáculo en el Wanda Metropolitano, con pocas ocasiones de gol en la primera mitad y un juego muy disputado en el centro del campo, con muchas pérdidas por parte de los dos equipos. Estrategia pura, al fin y al cabo. Y lícita.