Esta vez no sonó la flauta. El Real Madrid no obtuvo ayudas arbitrales en el Santiago Bernabéu y, sin ellas, no fue capaz de conseguir los tres puntos contra el Villarreal de Fran Escribá, que no se acercó demasiado a la portería de Kiko Casilla pero causó peligro siempre que lo hizo.

Apenas hubo jugadas destacables en la primera mitad hasta los minutos finales, cuando Sergio Ramos intentó volver a engañar al colegiado, González González, con unas manos dentro del área que en esta ocasión sí fueron señaladas como penalti. Bruno fue el encargado de marcar "a lo Panenka" el penalti, mandando al descanso el partido con el Villarreal por delante.

Nada más empezar la segunda mitad, Sergio Ramos enmendó su error empatando el encuentro con un prodigioso cabezazo a la salida de un córner. El Real Madrid, con la "BBC" sobre el terreno de juego y James Rodríguez, tenía toda la segunda parte para transformar otro tanto y ponerse por delante en el electrónico, pero los minutos fueron pasando ante el conformismo blanco.

Los de Zidane controlaron claramente el duelo y asediaron la portería de Sergio Asenjo, pero el guardameta visitante se mostró muy seguro en cada una de sus intervenciones, desbaratando las intentonas de Gareth Bale, Benzema y compañía, porque a Cristiano Ronaldo ni se le vio.

En los minutos finales, los valencianos resistieron como jabatos atrás y terminaron desquiciando a un Real Madrid que la tomó con el árbitro, a falta de buen juego. Al final, empate a uno en el Santiago Bernabéu, que sin embargo permitirá a los merengues dormir una jornada más como líderes en Liga Santander... Aunque con menos distancia con respecto a sus perseguidores más directos.