El FC Barcelona consiguió llevarse la victoria en un partido sufrido ante el Real Valladolid que tuvo que decidirse en el segundo tiempo con un gol de Ousmane Dembélé, que sigue demostrando que está en un estado de forma muy por encima de la temporada pasada y que ahora sí es decisivo.

Sin embargo, la mano de Ernesto Valverde también ayudó a que el equipo mejorara cuando lo necesitó. Se inició el partido como habitualmente en esta temporada, con un 4-3-3 con el extremo francés jugando por la banda izquierda y con Philippe Coutinho haciéndolo como interior. El juego del equipo fue bueno, pero el Txingurri quiso dar una nueva vuelta de tuerca.

En el segundo tiempo del partido ante el Valladolid, varió el esquema y pasó de usar un 4-3-3 a un 4-2-3-1: cambió de banda a Dembélé poniéndolo por la derecha -posición en la que más jugó en el Dortmund y donde mejor rindió- y a Coutinho más pegado a la izquierda. El resultado fue que el brasileño perdió algo de protagonismo, pero que el francés fue decisivo con un nuevo gol.

Valverde, vuelta al 4-4-2

En el tramo final del encuentro, Valverde todavía realizó un nuevo cambio de sistema para volver al 4-4-2 de la pasada temporada. Dembélé, que ya había hecho su trabajo, volvió al banquillo y Arturo Vidal entró al campo para resguardar la banda derecha. Por la izquierda se colocó Malcom, que entró de refresco sustituyendo a Coutinho.

El FC Barcelona, en ese momento, había perdido el control del partido ante un Real Valladolid aguerrido que trató de buscar el empate a la desesperada. Por ello, Arturo Vidal era un jugador importante para lanzar la presión y ayudar en la recuperación de balones en la medular.

El resultado de esta nueva modificación no fue demasiado satisfactorio, ya que el Valladolid rondó la portería de Marc-André ter Stegen y a punto estuvo de dar el susto y marcar el tanto del empate. De hecho, Keko lo logró, aunque ligeramente en fuera de juego. Todavía queda mucho trabajo.