Las comparaciones son odiosas, pero tras un ciclo tan exitoso como el del FC Barcelona la llegada de un nuevo técnico al banquillo siempre genera cierto interés. Aunque sólo lleva unos días al frente de la plantilla, Ernesto Valverde va tomando control del vestuario, pero lo hace de una manera muy distinta a Luis Enrique, el anterior 'jefe'.

Hacer las cosas diferente no significa hacerlas bien ni mal, y tampoco garantiza éxito, ni acerca o aleja el fracaso, pero lo que es evidente es que el estilo del Txingurri no es al que se habían acostumbrado los jugadores en los últimos años. 'Lucho' ha demostrado ser efectivo, pero su gestión de las relaciones era más bien recta, algo alejada y marcando siempre las distancias entre entrenador y futbolistas.

Valverde, de momento, quiere más interacción. Al extremeño ya se le ha podido ver dando una charla frente a sus pupilos en los minutos anteriores al entrenamiento, rodeado de su cuerpo técnico e impartiendo instrucciones a los jugadores. Y también observa atentamente lo que pasa en los ejercicios, incluyendo unos rondos de los que no pierde detalle. Quiere ser uno más.

El preparador sabe que el exigente banquillo del Camp Nou requiere un tiempo de adaptación, pero con su insistencia pretende acortar plazos y estar preparado para triunfar desde el primer día, algo que un club como el Barça se entiende como indispensable. Y su manera es hacerlo desde dentro, muy cerca de unos jugadores que serán la clave durante la temporada. El Txingurri se enfrenta a uno de sus desafíos más complicados, pero, desde luego, no le van a coger desprevenido.

Mensaje distinto

Otro de los puntos que diferencian claramente los estilos de Ernesto Valverde y Luis Enrique es su comportamiento delante de los micrófonos. El extremeño vivió ayer una rueda de prensa también exigente, como algunas de las que vivirá durante la campaña, pero prefirió encajarla con mucha calma y resolver las cuestiones rebajando la posible tensión.

El asturiano, sin embargo, era todo lo contrario, con un carácter más ácido y cortante y con una tendencia más dada a marcar también distancias con los periodistas. El temperamento de 'Lucho' dejó momentos divertidos, tensos y algunos no tan agradables, pero el gijonés supo marcar su territorio en el club. ¿Conseguirá Valverde dejar su huella en el Barça? Habrá que verlo.