Increíble el ambiente vivido este sábado en la calamitosa derrota del FC Barcelona a manos del Liverpool por cuatro goles a cero. Los ingleses, arropados por cerca de ochenta mil seguidores, hicieron de Wembley su estadio y lo convirtieron en Anfield desde antes del inicio del encuentro. Con el mítico cántico del "you'll never walk alone", los hinchas "red" pusieron a tope a los suyos que salieron a morder desde el minuto cero.

Y el partido fue visto en directo por 89.845 espectadores, en datos del propio estadio fue la segunda mayor entrada en la historia del emblemático campo inglés. Todo ello en un partido amistoso, para que luego digan que el Barça no tiene tirón mediático. No hace falta olvidar tampoco que en este estadio se juegan anualmente las finales de copa y de supercopa del campeonato británico, así como los partidos de la selección inglesa. Y a pesar de ello, un partido de pretemporada es el segundo con mayor tirada en aficionados, realmente espectacular.

Las gradas estaban, por tanto, abarrotadas y el color era más parecido al de una final que a un partidillo de verano y pretemporada. Las ovaciones de los hinchas ingleses a sus ex jugadores Javier Mascherano y Luis Suárez también son de agradecer, pues todo se dio en una cordialidad absoluta entre aficiones.

Por tanto, y a pesar del resultado, la afición debe tener claro que esto no acaba más que de comenzar y que mejor caer por un resultado así en un amistoso que dentro de una semana, cuando se jugarán el primero título oficial de la temporada. Olvidemos lo malo y quedémonos con que el Barça ha hecho, junto al Liverpool, historia en uno de los estadios más bonitos del mundo.