Es inefable el poder explicar cómo Casemiro no ha acabado en la calle antes de tiempo en los últimos tres partidos del Real Madrid. El centrocampista brasileño lleva toda la temporada jugando por encima de la legalidad, pero en estos últimos doce días se está pasando las normas por donde él quiere. Gil Manzano volvió a merecerse los bolis, pins y camsietas del Real Madrid tras no expulsar al medio en el partido ante el Valencia CF.

Y es que el mediocentro sólo se fue del partido con una amonestación, cuando su actuación clama a los Dioses. Casemiro incidió una y otra vez en faltas cortando el juego y los ataques rivales que a cualquier jugador de LaLiga, con otro escudo bordado en el pecho le habrían costado la expulsión. Pero él se muestra intocable por los colegiado tanto en la competición española como en la Champions League.

Pues allí comenzó su sombre de estas dos semanas. Fue frente al Bayern de Munich cuando debió de ver la cartulina roja tras primero haber sido amonestado y, posteriormente, cometer un flagrante penalti sobre Arjen Robben. Kassai no se atrevió ahí ni tampoco minutos después con otra levantada al velocista holandés.

Roja perdonada en el Clásico ante el Barça

Siguió el sudamericano con su fútbol tosco y repartiendo "palos" a diestro y siniestro frente al FC Barcelona, en el Clásico. En esta ocasión fue Alejandro Hernández Hernández quien tras amonestarle por una fea falta sobre Leo Messi, tampoco se atrevió a expulsarle. 

Fue pasado ya el minuto 40 de la primera mitad. Entonces el argentino se volvía a ir en velocidad de éste, quedando claro que estaba siendo toda una pesadilla para él. Y la única manera que tuvo de parar al mejor del mundo fue haciéndole una infracción que impedía a Leo irse solo hacia la portería rival.

Hernández Hernández se dirigió como un rayo hacia él y, cuando tenía la mano cerca del pecho para sacar la tarjeta, vio que era el jugador merengue y no se la señaló. Todo ello provocó las protestas de Leo Messi, que no se podía creer lo que estaba haciendo el colegiado. Una muestra más, de tantas otras, de que para los árbitros Casemiro es "el intocable".