El carácter de una persona es algo con lo que se nace y es muy complicado que alguien lo pueda cambiar. Algo así pasa con Cristiano Ronaldo, que no rascó bola en la final de Champions ante el Liverpool y tuvo que saciar su sed de protagonismo al final del partido, con unas innecesarias declaraciones que preocuparon al madridismo.

Cuando tu equipo gana la tercera Champions League consecutiva, lo normal es que un jugador solamente tenga ganas de festejar el triunfo con los suyos, ya que se trata de una competición muy importante. Tal vez la que más, a nivel europeo. No fue el caso del delantero portugués, que se volvió a mirar al ombligo y ya que no había marcado, buscó otra forma de que se hablara de él.

Tras acabar el partido, Cristiano Ronaldo tomó la palabra para hacer unas declaraciones poniendo en duda su continuidad que no venían a cuento en un momento de alegría. "Fue muy bonito estar en el Real Madrid. En los próximos días daré una respuesta a los aficionados, que ellos sí siempre han estado a mi lado", dijo el delantero portugués.

Lo cierto es que Cristiano Ronaldo quería que se hablase de él por las buenas o por las malas tras la final. Y lo consiguió. Vaya si lo consiguió. En cada una de las entrevistas posteriores al partido, aparecía el nombre del portugués y, en las portadas de los grandes medios de comunicación también había un hueco importante para él.

No rascó bola ante el Liverpool

Cristiano Ronaldo no hizo ni siquiera acto de presencia en la final de Kiev ante el Liverpool. Apenas tuvo incidencia en el juego del Real Madrid pero es que el gol ni siquiera le quedó cerca. Un disparo alto en el primer tiempo fue todo lo que el delantero portugués aportó a su equipo, aparte del disgusto final con sus declaraciones.

El hecho de que le importaba más marcar su gol que el resultado del equipo llegó en el tramo final, cuando recibió el balón dentro del área dispuesto a iniciar jugada y un espontáneo saltó al terreno de juego para interrumpir el partido. Cristiano Ronaldo se enfadó mucho y ni siquiera el hecho de ir ganando por 3-1 a falta de pocos segundos para terminar le calmó. Egolatría en estado puro.