Acostumbrado a irse de rositas tras partidos en los que ha agredido a jugadores contrarios, no es de extrañar que Cristiano Ronaldo reaccionara con sorpresa y rabia cuando el colegiado del Clásico de este domingo, De Burgos Bengoetxea, tomó la decisión de expulsarle del partido cuando apenas hacía unos minutos que había ingresado sobre el terreno de juego.

Las leyes de la causa-efecto perjudicaron a un Cristiano Ronaldo que, una vez más, vio cómo el ego y el karma le jugaban una mala pasada. Todo empezó cuando se quitó la camiseta para mostrar músculo ante la afición del Camp Nou, justo después de un golazo desde fuera del área.

El árbitro castigó la acción de Cristiano con la habitual tarjeta amarilla que se enseña en estos casos, pero seguro que el futbolista portugués no esperaba que, apenas unos minutos después, un forcejeo con Umtiti por el que pidió penalti acabaría girándosele en contra. 

De Burgos Bengoetxea se equivocó al entender que Cristiano Ronaldo se había tirado a la piscina, dado que el luso simplemente cayó por inercia en el forcejeo con el futbolista francés. No hubo penalti, pero tampoco 'piscinazo' de Cristiano, aunque sí es cierto que el jugador del Real Madrid no tenía ningún motivo para mirar al colegiado y pedirle una pena máxima inexistente.

Inesperada y ridícula reacción de Cristiano

Éste decidió entonces castigarle con la segunda cartulina amarilla, que enervó aún más a Cristiano y le llevó a reaccionar de manera infantil, propia más de un novato que de un futbolista internacional y experimentado.

'CR7' empujó por detrás al colegiado y pareció arrepentirse justo después, dado que se marchó sin mirar a nadie rumbo a los vestuarios. Ya era demasiado tarde, 'Cris'. Sanción merecida y cinco partidos en la grada. Por fortuna para él, el Real Madrid ya tiene más que encarrilada la Supercopa de España 2017 contra el FC Barcelona.