Cuando parecía que las aguas empezaban a calmarse en el Real Madrid, otro conflicto se ha instalado en el vestuario, y ha llegado de la propia mano del entrenador, Zinedine Zidane. Como ya ocurrió con futbolistas como James Rodríguez o Álvaro Morata, hay decisiones inexplicables del técnico que están desesperando a sus pupilos y a la grada, y la solución vuelve a apuntar hacia el mercado de fichajes.

De momento, el mosqueo de Dani Ceballos y Gareth Bale es importante, pero tendrán que aguantarse después de otra tensa disputa en Butarque. Mientras el galés sigue desconectado por una falta de interés tan propia como provocada, el mayor agraviado ha sido en esta ocasión el sevillano, al que le ha tocado saltar al terreno de juego con, literalmente, 29 segundos por disputarse.

No es de extrañar pues, que ambos jugadores hayan decidido ausentarse de la celebración posterior, en la que sí estaban la mayoría de sus compañeros. Además de un tercer puesto que vuelve a estar en manos de los 'merengues', era un día de alegrías para Sergio Ramos, que cumple 550 partidos oficiales como madridista. No todos estaban tan contentos, y los dos han 'pasado' de posar en la foto del camero.

Zidane, decidido

A pesar de que parecía que Zidane podía poner punto y final a su etapa en el banquillo del Real Madrid, parece que su intención no es dimitir pase lo que pase hasta final de curso. El marsellés ha insistido en los últimos días en que hará lo posible por quedarse, y sólo si Florentino decide echarle abandonará la casa blanca. Algunos ya se lo toman como un favor al Barça, y es que el rumbo del técnico es algo errante desde hace tiempo.