Lo recordó Zinedine Zidane este lunes en rueda de prensa, y no le faltó razón: el Real Madrid todavía no ha ganado ningún título este año 2018, mientras que el FC Barcelona ya acumula dos, LaLiga Santander y la Copa del Rey. Durante las últimas semanas las críticas hacia la pésima temporada del Real Madrid habrían cesado debido a la ilusión de ganar la Champions League, pero ahora los blancos tienen más presión que nunca.

Porque, después de que el Barça haya confirmado ya sus dos títulos, el riesgo de cerrar una campaña en blanco sería destructivo para el Real Madrid, y serviría para dar más valor todavía a los títulos cosechados por el FC Barcelona. Es por ello que parte del barcelonismo se relame ya con una posible eliminación del Real Madrid en semifinales de la Champions, a manos del Bayern.

Y, en el caso de que los blancos certifiquen el paso a la final de la competición, nadie garantiza que de aquí unas semanas Liverpool o Roma -aunque especialmente los 'reds'- puedan ganarles en la final, teniendo en cuenta el altísimo nivel de juego que está demostrando, por ejemplo, el conjunto entrenado por Jürgen Klopp al mando del mejor ataque de Europa.

En el Real Madrid se había instaurado la idea de que salvaría la temporada si ganase la Champions League, y eso había calmado los ánimos en una afición merengue que, en los últimos partidos, había animado más que criticado a los suyos.

El Real Madrid, con más presión que nunca

Pero los dos títulos ganados por el FC Barcelona han devuelto a la realidad a los aficionados merengues, que ahora se dan cuenta de que el club madridista quedará en ridículo si no consigue ganar la Champions League, en comparación a los éxitos de un eterno rival, el azulgrana, que ha conseguido ganar ya 7 Ligas en la última década.

Mientras el barcelonismo se prepara para celebrar una posible eliminación del Real Madrid como si fuese un título más, los nervios crecen en un madridismo que tiene ahora más presión que nunca. Porque saben que, ante un mal partido, todo se puede venir abajo. La prueba más clara, hace unas semanas en la vuelta de cuartos de Champions League contra la Juventus.