El fichaje de Luis Figo por el Real Madrid en el año 200 es considerado una de las mayores traiciones futbolísticas de la historia. El jugador portugués, que llevaba cinco temporadas en el equipo azulgrana, firmó un preacuerdo con Florentino Pérez en el que si el actual presidente blanco las ganaba, Figo debía marcharse al conjunto blanco.

Inesperadamente, Florentino Pérez le ganó las elecciones a un Lorenzo Sanz que venía de conquistar la Copa de Europa, por lo que Luis Figo debía irse al Real Madrid o indemnizar a Florentino con 35 millones de euros. El portugués, pese a que se arrepintió de su decisión, se vio obligado a irse al eterno rival siendo repudiado de por vida por la afición del FC Barcelona.

El relato de Paulo Futre

Paulo Futre, ex estrella portuguesa del Atlético de Madrid, explicó en El Chiringuito cómo se gestó el fichaje de Luis Figo por el Real Madrid hablando del preacuerdo al que llegó con Florentino: "En la última cláusula se decía que tenía que pagar 35 millones de euros al Real Madrid. Se decía que tenía que pagar todas las cuotas de socios del Real Madrid si no fichaba".

"Cuando Figo supo que Florentino era el presidente, casi se echa a llorar"

Futre explicó que nadie esperaba que Florentino Pérez ganase las elecciones, motivo por el que Figo llegó a firmar el preacuerdo con el actual presidente blanco. "Ni Veiga ni yo, que también estaba metido en esto, creíamos que Florentino fuera a ganar las elecciones. Cuando las gana, Veiga estaba llorando, y yo, preocupado", comentó.

Figo se echó atrás demasiado tarde

La ex estrella rojiblanca explicó que Luis Figo empezó a echarse atrás en su decisión pocos días antes de su presentación: "Cuando tres días antes de las elecciones vio donde se había metido, amenazas de muerte a sus hijas y todo lo que se estaba montando, empezó a recular. Y le dijo a su representante, José Veiga, que no iba al Real Madrid".

Futre acabó desvelando que estaba atado a su cláusula: "Era o Figo al Madrid o pagar 35 millones de euros. Tenía que ir a Madrid y él estaba en Cerdeña, y no quería ir. Fuimos Veiga y yo de Lisboa a Cerdeña. Figo y su esposa eran un poema. Figo ya no tenía salida. Estaba atado a la cláusula. Había que ponerse en su lugar. Era de los mejores y era de los peores pagados, tenía un ofertón seis veces superior... pero claro".